¿Y los programas?
¿A usted le ha llegado el programa completo de algún partido de las elecciones andaluzas?
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Iniciar sesiónMe acuerdo de Julio Anguita en la presente campaña de las elecciones andaluzas por la absoluta falta de validez de sus famosas palabras. «Programa, programa, programa». Es lo que no hay. ¿Dónde están los programas? Mucho debate en TV, mucho mitin para los que están ... ya más que convencidos de su voto, mucha entrevista en las radios y los periódicos, muchas frases ingeniosas en las redes sociales, a favor de sí mismos o en contra de sus adversarios, pero aquí no vemos programa alguno. ¿Usted sabe cuál es el programa del PP para permanecer en San Telmo? ¿Usted sabe cuál el de Juan Marín para intentar que Cs le dé, como ha dicho, la vuelta a las encuestas? ¿Usted, salvo lo que suelta Macarena Olona por esa boquita, sabe cuál es el programa de Vox? Y de las izquierdas, ni te cuento. Del PSOE sólo sabemos su fidelidad a Sánchez y un juego de palabras que repite Espadas: «Más derechos y menos derecha». Y de esa sopa de letras de la izquierda a la izquierda al PSOE, menos sabemos todavía, salvo cuatro demagogias sobre los ricos y tres tópicos sobre la violencia de género.
Lo peor es que esto ocurre en todas las campañas. Votamos a un partido cuyo programa de gobierno desconocemos, porque no lo han divulgado, y si lo han publicado no ha llegado a casi nadie, por no decir a nadie. Es una campaña a base de ataques al adversario, de frases más o menos subidas de tono ofensivo a él dirigidas, de descalificaciones, de ataques personales, cuando no de gracietas o de intentos de hacer humor a costa de los otros partidos. Pero de lo que intentan hacer si ganan, sea quien fuere el que gane y por el medio que llegue al poder, solo o en compañía de otros, no sabemos ni palabra.
Y la campaña electoral, que podría servir para explicar los programas, para repartirlos por los buzones como las papeletas de votación, tampoco está logrando en esta ocasión que sepamos qué diferencia, por ejemplo, al PP del PSOE en materia de chiringuitos ideológicos y de empresas públicas, o sea, de estabulaciones con sueldo de los adictos que les han ayudado a ganar las elecciones.
Esto, además, es españolísimo: hacer la campaña con cuatro tópicos y tres amenazas de que nos van a brear a impuestos o a recortes (según la ideología de quien lo diga), sin que nadie sepa en verdad qué dice la letra exacta de los programas. Por lo que luego nadie sabe si han incumplido o no el programa electoral cuando llegan al poder como resultado de estas campañas tan pobres de contenido y tan largas de marketing vano. ¿A usted le ha llegado el programa completo de algún partido de las elecciones andaluzas? A mí, desde luego, no. Y me imagino que al resto de los millones de electores, lo mismo. Aunque nos hayamos visto todos los debates, leídas todas las entrevistas a los candidatos, escuchadas todas sus bonitas declaraciones de cada día desde que empezó la precampaña. Esto también debería formar parte de la pregonada transparencia. Y el recuerdo de Julio Anguita sigue clamando en el desierto: «Programa, programa, programa».
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