Amigo del hombre
No estoy orgulloso de mi obra, pero sí de una frase célebre: «El mejor amigo del
No estoy orgulloso de mi obra, pero sí de una frase célebre: «El mejor amigo del hombre no es el perro sino el chivo expiatorio». Siempre atinada, la frase célebre es aún más oportuna cuando la economía va mal, como se vio esta convulsa semana ... con el descuartizamiento de dos chivos expiatorios: la especulación y las agencias de calificación de riesgos.
El presidente de Francia dio un buen ejemplo de pensamiento único con esta declaración: «Creo profundamente en la libertad. Pero no puedo aceptar lo que todos nosotros hemos vivido estos años: una explosión de la especulación».
Aquí están todos los ingredientes. Un pérfido exógeno, la especulación. Es muy importante que sea malo, y es crucial que sea exógeno, que no dependa de la autoridad, que en cuyo caso no podría combatirla con legitimidad.
Digamos, sería como si Drácula se comprometiese a luchar contra la inseguridad en Transilvania. La clave es que el gobernante, que ama ante todo la libertad, se vea obligado a reducirla para conseguir un bien superior: acabar con la especulación.
Todo es un camelo. La llamada especulación no es más que la respuesta de los mercados a un contexto de expansión de la liquidez debida exclusivamente a las autoridades. No es la libertad la que nos ha traído hasta aquí, Monsieur Sarkozy.
El otro chivo expiatorio de la semana es también maravilloso. Ahora resulta que la culpa es de las empresas de calificación, porque no alertaron de la crisis hasta que esta estalló. Ahora resulta que esas empresas tenían que saber y tenían que haber anunciado lo que nadie sabía y nadie fue capaz de anunciar con precisión cronológica. Pero si echamos la culpa a las agencias ¿qué diríamos de los bancos centrales?
En fin, como el mejor amigo del hombre es la mujer, el gran titular de la semana fue este de «El País»: «La ministra francesa de Economía suspende sus vacaciones para lanzar un mensaje de calma». No se le ocurrió al redactor que igual el mensaje de calma habría sido justamente no suspender las vacaciones.
crb@thinkingheads.com
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