Algo trae el Potomac
El PP y Ciudadanos
Lo que intentan Pablo Casado e Inés Arrimadas es superar una división que los condena
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Iniciar sesiónNunca sabremos qué habría sucedido si Ciudadanos hubiese pactado con el PSOE para bloquear a la extrema izquierda y el chantaje nacionalista sobre Madrid, igual que nunca sabremos si, como afirmó Pascal, la considerable nariz de Cleopatra cambió el curso de la Antigüedad. Aunque la ... naturaleza humana tienda a conjeturar coquetamente qué habría sucedido si algo hubiera sido distinto, es tan fútil profetizar el pasado (para Schlegel el historiador era un profeta al revés) como el futuro.
Lo que sabemos es lo que tiene sentido hoy a partir de cierta visión de futuro. Y lo que intentan Pablo Casado e Inés Arrimadas, ambos con resistencia interna, es superar una división que los condena. Aunque la derecha y la izquierda representan en España una suma de votos parecidos, en las elecciones la división del centro-derecha fue mortal. Casado lo intuyó en su día, Ciudadanos no… hasta que Arrimadas ha entendido que debe ir en coalición con el PP. Ambos constatan que Sánchez suple con frialdad de poder lo que le falta en votos parlamentarios y por tanto durará, que la izquierda carnívora pesa bastante más que la vegetariana en el Gobierno y que el separatismo, con ayuda de aquella, ha dejado sin voz en Madrid a más de la mitad de los catalanes, que rechazan la independencia. Las circunstancias obligan a responder a la radicalización de la izquierda con un bloque capaz de frenar, primero, y reemplazar, después, un proyecto que aparta a España del mundo desarrollado, la Europa del siglo XXI y quizá la Constitución, si el adulterio gubernamental con el separatismo acaba teniendo consecuencias irreversibles.
Carece de sentido la resistencia interna que enfrentan Casado y Arrimadas ahora que no existe posibilidad real de que el socialismo quiera reemplazar a Podemos y a los separatistas con un socio como Ciudadanos, ni de que el PP viaje al poder en solitario. El centrismo liberal teñido de socialdemocracia que es Ciudadanos y el centro-derechismo liberal-conservador del PP, que en circunstancias normales deberían rivalizar, hoy están obligados a devolver equilibrio a la política española y dar a los millones de españoles que no están representados por la tríada PSOE-extrema izquierda-separatismo una opción real de alternancia. Y eso exige sumar.
Las coaliciones son comunes en Europa: hoy conforman casi tres cuartas partes de los poderes ejecutivos. Allí está la emblemática Alemania. No me refiero a la tres versiones de la «grosse koalition» ocurridas desde los 60, sino a los pactos entre democristianos y liberales, entre socialdemócratas y liberales y entre socialdemócratas y verdes que dieron al país líder de Europa su trayectoria razonable. Al otro lado del charco, Chile no sería el primer país de América Latina si los democristianos no hubiesen pactado un modelo liberal con la socialdemocracia desidiotizada, ni hubiera sido posible para la derecha llegar al poder sin una coalición en la que conservadores aceptaban convivir con liberales a pesar de sus diferencias.
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