El fin de la agresión, primer paso a la justicia
Desde hace once días Israel continúa con su barbarie contra nuestro pueblo en Gaza, y la necesidad del fin a la agresión es ahora mayor que nunca. Esta necesidad es tanto política como humanitaria. El fin de este crimen es la única salida, tanto jurídica ... como moralmente.
A nivel humanitario, un tercio de los palestinos caídos durante esta agresión han sido niños. Israel miente cuando dice tener como objetivo Hamás -en realidad en el punto de mira israelí se encuentra todo el pueblo palestino-. Hamás no es el responsable por la ruptura del cese al fuego: lo rompió Israel. Tampoco es cierto que Israel responde con estos bombardeos a los misiles de Hamás: esta agresión, de tan extremas proporciones, claramente fue planeada y meditada desde hace mucho tiempo.
En el punto de mira israelí se encuentran civiles, sus hogares y centros, tanto de salud como académicos, incluyendo una universidad. Los hospitales de Gaza apenas están equipados para responder adecuadamente a este gravísimo desastre, y mientras tanto el pueblo palestino vive encarcelado, negado a ejercer su derecho incluso a refugiarse de las bombas.
Como fuerza ocupante, Israel tiene la obligación legal bajo el derecho internacional de ocuparse de que los derechos humanos de la población palestina en Gaza sean respetados por completo. Bajo ningún pretexto se puede admitir una agresión militar de esta clase, ni un asedio prolongado tal y como ha vivido el pueblo palestino en Gaza los últimos años.
Mientras tanto, cuanto más tiempo perdure esta criminal agresión, más se ve que Israel realmente no está ni dispuesto ni interesado en la paz.
En el mundo de hoy, un mundo construido en base al derecho internacional, ya no debe haber lugar para ningún estado que se crea por encima de la ley.
Aquellos responsables por los crímenes de guerra, tanto históricamente como en el día de hoy, deben de ser procesados internacionalmente. Reconozcamos que la raíz del problema es la ocupación, y la solución es el fin de esta ocupación. Comencemos a poner pautas para una paz justa y duradera basada sobre resoluciones de Naciones Unidas y la legitimidad internacional, y la aplicación de la Resolución 194, que estipula el derecho al retorno de los refugiados. Sólo así podemos comenzar a imaginar el establecimiento de un Estado palestino libre, laico y democrático, con su capital en Jerusalén.
Delegado general
de Palestina en
España
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