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Afganistán, sacrificio sin fin

EL homenaje que merece el sacrificio del cabo Cristo Ancor Cabello Santana obliga a una reflexión más detallada sobre la guerra de Afganistán, que ha cumplido ya ocho años y cuya deriva resulta cada vez más preocupante. Soldados de todas las banderas están pagando un ... tributo incalculable en un conflicto en defensa de nuestra libertad y seguridad. Y a pesar de atentados como el de ayer en Herat, en las Fuerzas Armadas españolas no faltan voluntarios para participar en esta delicada misión de la OTAN, mientras el apoyo de las sociedades de las que provienen empieza a flaquear. Resulta cada vez más evidente que, al menos en España, la gestión política de la operación no se está haciendo bien y que el Gobierno sigue sin afrontar que estamos en guerra, primer paso para poder ganarla. El último atentado vuelve a demostrar que los soldados deben tener los mejores medios disponibles para su defensa, pero el Gobierno es incapaz de proporcionárselos, porque se niega a asumir el hecho de que los estamos enviando a una guerra y no a una tibia misión de paz. Nuestros soldados no tienen los medios, ni las capacidades y orientaciones de combate necesarios para dejar de ser blancos pasivos de los talibanes.

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