EL ABLANDABREVAS
EL Diccionario de la Real Academia define «ablandabrevas» como «persona inútil y pusilánime». Pues, bueno, lo que el Nebrija quiera, porque al fin y al cabo inútil y pusilánime es el que ablanda lo blando, remacha lo remachado o muele lo molido. También tiene un ... tanto de perezoso y comodón. Algo explico del ablandabrevas en mi «Diccionario de tontos», que lo tengo sin acabar porque las especies de tontos son tantas que nunca termina uno de catalogarlas, por más que no alcancen al número de tontos, que es infinito. Allí propongo varios ejemplos de ablandabrevas que se dan en la vida real, y entre ellos incluyo al marido que antes de estrenar a su señora la deja un tiempo en la horma del vecino del segundo. Después llega él y ablanda la breva sin esfuerzo.
Rafael Simancas tiene vocación de ablandabrevas, no por similitud con el ejemplo de la señora, Dios me libre de juicio tan temerario. Con Simancas, lo de ablandabrevas no va por lo sexual sino por lo político. Y es que este candidato pulgarcito se propone hacer lo que ya está hecho. Promete el ilustre ablandabrevas, si gana las elecciones, una modificación de las leyes para impedir que reciban subvenciones aquellas empresas que discriminen el trabajo de la mujer, o sea, que paguen menos a las mujeres que a los hombres por el mismo trabajo. Estas empresas no gozarán de ayudas públicas por un período de hasta cinco años, y además se verán excluidas de los concursos públicos.
Todo eso ya está hecho. La Administración Pública tiene prohibido contratar con empresas que discriminen el trabajo de la mujer, y el Senado aprobará en la Ley de Subvenciones, que ya pasó por el Congreso, la prohibición de recibir subvenciones oficiales. O sea, que la primera breva está en la cesta desde hace tiempo, y la segunda breva está al caer en el ordenamiento jurídico. Rafael Simancas hace su campaña electoral pegando garrotazos a los higos maduros y a las brevas macocas, como llaman en mi Murcia a la fruta madura o ya seca, y especialmente a las brevas. Total, que por ahí va el Simancas y Simancas, Simancas de doblete, moliendo el salvado, deshuesando caracoles, cortando el pelo a los calvos y buscándole tres pies a las lampreas.
Este Simancas no sólo tiene la rara habilidad de ablandar las brevas. Además de ablandabrevas es majagranzas, pelahuevos, correlindes, cascaciruelas, soplagaitas, media cuchara, parapoco, cagapoquito, pinchaúvas, rascatripas, sacabuche, cantamañanas, espantanublados, tiracantos, zampatortas y gilimursi. Posee todas las artes que aquí se dicen, majar las granzas, pelar los huevos, pinchar las uvas o espantar nublados, y además es un virtuoso en la maña sublime de mojar el agua y de soplar contra la tramontana.
Lo más probable es que, tan pronto como sea presidente de la Comunidad de Madrid, ponga un parque en el Retiro, haga una plaza en la Puerta del Sol, construya la Puerta de Alcalá, mande levantar una sierra en Guadarrama, abra un cauce para el Lozoya, conceda un municipio a Móstoles, inaugure el Teatro de la Zarzuela y erija un monumento a la diosa Cibeles en esa plaza donde celebra sus triunfos el Real Madrid.
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