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Tribuna abierta

Kabul, islámico de nuevo

No cambiarán estos talibanes del año 2021 de los que fueron arrancados del poder hace dos décadas

Abel Veiga Copo

Corría el año 2001, el año donde el mundo cambió, aunque no sabemos si para mejor o para peor, cuando los talibanes volaban la cabeza gigantesca de uno de los dos Budas. Fue en Bamiyán. Abrió titulares. Incredulidad y críticas a nivel internacional. Poco importaba ... quizá para muchos lo que hacían y dejaban de hacer los talibanes aplicando la sharía. El radicalismo más visceral y virulento. Tampoco importaban los señores de la guerra. Entre ellos se repartían el país con su rico subsuelo y también con el opio. Nadie en principio interesó ni reparó, después de la invasión soviética y el desastre a la misma si bien se cobró decenas de miles de vidas. La historia es cíclica. Repetitiva. A veces cínica y descarnada. Ese mismo año la suerte de Afganistán y los propios talibanes cambió la geodinámica política mundial. Los atentados de Nueva York y que Al Qaida y Laden tuvieran la protección y refugio en algunas zonas del vasto país hicieron el resto. De pronto los talibanes eran enemigos también de Occidente. No importaba que a pocos kilómetros, en su otra frontera la de Pakistán, se mirara hacia otros lugares.

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