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Editorial

Trampa de Sánchez a la oposición

Acuda o no a La Moncloa, no es la cortesía de Casado lo que está en entredicho, sino la obscena conducta de Sánchez

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Pedro Sánchez ha diseñado una trampa saducea a la oposición con su falsa oferta para convocar unos nuevos Pactos de La Moncloa. Lamentablemente, los españoles ya no deberían esperar nada de Sánchez porque ninguna de sus iniciativas parte de la sinceridad que debería ser exigible ... a un jefe de Gobierno cuando una catástrofe afecta a la nación. Ninguna idea de Sánchez se sustenta en la lealtad institucional, y nada en él es creíble por su frívola concepción de la política. Aun en las circunstancias más dolorosas vividas por España en todo un siglo, es abiertamente incapaz de concitar un auténtico pacto de Estado. Por eso, el presidente del PP, Pablo Casado, hace bien en dudar de las intenciones de Sánchez. El presidente del Gobierno solo aspira a tener una foto en La Moncloa emulando a Adolfo Suárez en 1977, pero es evidente que no pretende pactar políticas razonables que permitan a España salir cuanto antes del marasmo causado por el coronavirus. Sánchez miente con su oferta. De lo contrario, no habría insultado a la oposición en el Congreso y sí habría roto con sus socios de Gobierno: con Podemos, por tratar de imponer un comunismo rancio que solo aboca a la miseria, y con ERC o el PNV, porque están aprovechando esta crisis para realzar su perfil soberanista con la entelequia de que si Cataluña o el País Vasco fueran estados independientes, estarían a salvo de la enfermedad. Sánchez solo pretende subordinación institucional y humillación política del PP, y eso no es posible. Es un chantaje inasumible. Sánchez solo pretende crear la coartada sentimental necesaria para que el fracaso de su cínica oferta solo sea achacable a un PP insolidario y antipatriota.

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