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Torra debe cesar ya

Querer convencer a los españoles de que es la propia ley la que permite burlar a los Tribunales es diabólico y, sobre todo, mentira

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El Tribunal Supremo reafirmó ayer que el inhabilitado Joaquim Torra debe abandonar su escaño en el Parlament de manera inmediata, aunque no entró a valorar si puede mantener o no su condición de presidente de la Generalitat hasta que la Sala Penal convierta en firme ... su condena por desobediencia. Es verdad que en su día era imprescindible que Torra fuese diputado para ser proclamado presidente, pero una vez elegido no está claro si forzosamente debe seguir siendo parlamentario para mantener la presidencia. La laguna legal, evidentemente contraria al espíritu de una norma que en puridad impone a un inhabilitado abandonar sus cargos, solo puede ser valorada ahora por el Parlament, que con seguridad se va a ratificar en que Torra no cese. Jurídicamente, es una aberración. Es una burla que el separatismo aproveche la interpretación fraudulenta de un supuesto limbo para pasar por encima de dos juntas electorales, del Supremo y hasta del propio Estatuto catalán. Pero políticamente es incluso peor porque Torra, lo quiera o no, entra en una situación de interinidad absoluta: va a pasar a depender en exclusiva de ERC, que lo puede dejar caer en cualquier momento, o abocará a Cataluña a nuevas elecciones. Su posición es insostenible y prolongar artificialmente su presencia en la Generalitat solo va a servir para que Pedro Sánchez mantenga viva la coartada de una mesa de negociación claudicante que satisfaga al separatismo.

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