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ABC tenía razón, Sánchez plagió

Mal que pese a la corte de subalternos que salían día tras día al quite de las pruebas de plagio publicadas por ABC, el resultado de esta investigación periodística es inapelable

ABC

ABC tenía razón. Con el paso de los días sus informaciones sobre las irregularidades de la tesis doctoral de Pedro Sánchez se han visto ratificadas –confirmadas ya lo estaban desde la primera línea– y acercan al presidente del Gobierno a un peligroso, pero democrático, callejón sin salida. En política, la mentira suele ser peor que el fraude que se trata de ocultar. Pedro Sánchez no ha sido consciente de esta máxima democrática, pese a estar rodeado de un equipo de marketing tenazmente empeñado en hacer ver a los obtusos españoles que tienen el mejor presidente que podían imaginar, trabajando en un avión, yendo a un concierto playero y jugando con su perro en medio de la solemnidad de La Moncloa. Mal que pese a la corte de subalternos que salían día tras día al quite de las pruebas de plagio publicadas por Javier Chicote, el resultado de esta investigación periodística es inapelable. La Presidencia de Gobierno, como institución, sale dañada porque ha sido utilizada por Sánchez, sin rubor alguno, para darle cobertura en un asunto privado. Toda una paradoja si se recuerda que Sánchez quiere que los aforamientos de los políticos sólo se apliquen a los delitos cometidos en el ejercicio de la función pública. Lo cierto es que la Presidencia del Gobierno está bajo sospecha de mentir cuando cifró en un 0,96 por ciento el plagio detectado por el programa de Plagscan porque los técnicos de esta empresa lo habían situado en el 21 por ciento. Ahora, Presidencia del Gobierno se niega a facilitar ese informe, cuando debería ser público de inmediato porque fue realizado por la más alta instancia política del Estado.

Ahora, otros medios se apuntan a la información puesta en marcha por ABC, eso sí, después de haberse prestado con entusiasmo a ser altavoces de la contrapropaganda oficial de La Moncloa y, lo que es peor, a cuestionar deslealmente la profesionalidad de nuestros redactores. Bienvenido sea este reconocimiento, aun silencioso, del compromiso de ABC con la transparencia y la ética públicas. Ahora resta hacer luz sobre otras zonas oscurecidas por las obstrucciones y las mentiras que han querido proteger la tesis doctoral de Pedro Sánchez, quien debe estar revisando su decisión de acudir a los tribunales contra este periódico. Sería una rectificación prudente. Los medios afines informan de nuevos plagios, los socios parlamentarios se incomodan ante las mentiras de Sánchez y el contexto de su Gobierno propicia un ambiente de crisis malamente contenida, que puede estallar si la ministra de Justicia se suma a la cita que periódicamente tienen los ministros de Pedro Sánchez con la dimisión.

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