Un deporte castigado
DAVID PÉREZ
Lance Armstrong confesó haberse dopado en su entrevista con Oprah Winfrey, quien con una serie de preguntas directas no dejó margen para la ambigüedad: ¿alguna vez tomaste sustancias dopantes prohibidas?, ¿alguna vez consumiste EPO?, ¿te hiciste transfusiones de sangre?, ¿utilizaste testosterona, cortisona y hormona del ... crecimiento? Y a todas las preguntas Lance contestó con una misma respuesta: «Sí». A todas menos a una: ¿es posible ganar el Tour de Francia sin doparse, en siete ocasiones seguidas? «En mi opinión, no».
El exciclista estadounidense afirmó que lo hizo por querer controlarlo todo, y que el cáncer le enseñó que tenía que hacer lo que fuera para sobrevivir. Pero el verdadero drama es que esa arrogancia confesada y ese instinto insaciable de querer ganarlo todo a toda costa, en definitiva, son una gran mentira sobre ruedas que ahora vuelve a golpear de lleno a un bello deporte que de buen tiempo a esta parte ha sido castigado en exceso.
Un deporte castigado
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para registrados
Iniciar sesiónEsta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete