tiempo recobrado
Cruzar los límites
Lo que hiciera su suegro en el pasado no es responsabilidad del presidente del Gobierno ni tiene interés público
Sánchez se blinda
El infierno son los otros
El juego de ponerse límites a sí mismo es uno de los placeres secretos de la vida. La frase es de Chesterton y resulta pertinente porque creo que cada ser humano tiene que establecer las líneas rojas que no debe cruzar en ninguna circunstancia. En ... este sentido, Albert Camus escribió que el hombre es libre, incluso cuando tiene una pistola apuntando a su cabeza. El fin no justifica los medios ni en la vida ni en la política.
Este preludio viene a cuento de que no comparto la iniciativa de Núñez Feijóo de utilizar el asunto de las saunas del padre de Begoña Gómez como un instrumento de desgaste contra Pedro Sánchez. A mi juicio, lo que hiciera su suegro en el pasado no es responsabilidad del presidente del Gobierno ni tiene interés público. Nadie debe responder de la conducta de un familiar, aunque sea su padre o su hermano. Sólo tenemos que dar cuenta de nuestros actos y no de lo que está fuera de nuestro control.
El PP argumenta que Sánchez se lucró indirectamente de los negocios del padre de su esposa, algo que podría ser cierto. Pero el presidente se casó con Begoña Gómez porque estaba enamorado. No había ningún cálculo político ni una intención de beneficiarse del patrimonio de su padre. No es justo acusarle de complicidad con la prostitución.
Otra razón esgrimida por el PP es que el PSOE actuó con un doble rasero moral cuando acusó a Díaz Ayuso de vivir en un piso adquirido con un patrimonio ilícito, algo que ciertamente ni ha sido demostrado ni ella tenía por qué saber. No parece razonable que preguntara a su pareja sobre sus declaraciones fiscales cuando se conocieron. Igual de ignominiosa y falaz me parece la utilización de la foto de Feijóo con Marcial Dorado hace 30 años. Que los socialistas hayan recurrido a explotar ambos casos no justifica que ahora el PP caiga en las mismas prácticas.
Todo ello demuestra la degradación de la vida política y pone en evidencia que los dos grandes partidos que se alternan en el poder están dispuestos a cruzar límites que se habían respetado hasta hace poco tiempo. Desde la Transición, se había asumido la ley no escrita de preservar la intimidad de los rivales políticos.
Por si fuera poco, la decisión de Feijóo de sacar este asunto en el Congreso fue un error que sirvió para distraer la atención de lo esencial y para que el PSOE pudiera esgrimir un falso victimismo. El objeto del debate era la trama de corrupción de Ábalos y Santos Cerdán y, sobre eso, las explicaciones de Sánchez no fueron en absoluto convincentes. Y tampoco el paquete de medidas que anunció, que llega muy tarde, es insuficiente y resulta poco sincero cuando se ha gobernado siete años. Nadie está libre de lo que hayan hecho familiares o amigos, por lo que es preferible no cruzar una frontera tan peligrosa ni asumir el papel de inquisidores.