hinchas / Esteban González Pons
«Mi máxima aspiración es que mis cenizas sean arrojadas a Mestalla»
Eurodiputado, escritor y, sobre todo, militante activo del Valencia CF. «Me he planteado refundarlo», dice
José Corbacho: «Me encantaría versionar 'Resacón en Las Vegas' con Vinicius, Lamine y Nico»
Esteban Pons, corriendo para `Hinchas' junto al Parlamento Europeo
—¿Qué es el deporte en su vida?
—Una necesidad y, practicarlo, una exigencia para sentirme bien. Luego está el deporte espectáculo, que es una parte fundamental de mi cultura. Hace que mi vida sea más interesante.
—Al punto de promover la participación ... de sus amigos en una carrera popular en Bruselas.
—Sí. Yo he hecho mucha bicicleta, hasta los 40. Le cogí miedo por un coche que me pasó cerca. Así que empecé a correr. Y tiene mérito, porque yo medía metro noventa y pesaba más de 100 kilos. Correr así tiene consecuencias: dos meniscos rotos. He decidido que, este año, va a ser mi última experiencia en carreras populares. Y mi reto es correr la 20K de Bruselas, en mayo. Voy a prepararla con un grupo de amigos y voy a invitar a todos los que quieran correr conmigo esta carrera de despedida. Pero seguiré haciendo deporte.
—Corredor y valencianista de cuna.
—Fui el primer hijo y el primer nieto. Mi padre le pidió a mi abuelo que me inscribiera en el registro. Mi abuelo cogió y me dio de alta en el Valencia y al volver le dijo a mi padre: «Yo lo he hecho del Valencia. Si además quieres que sea español, vas y lo apuntas tú».
—¡Cuántos clubes le deben a los abuelos la fidelidad a unos colores!
—He ido a Mestalla con mi padre, con mi abuelo y con mi hijo. Con mi abuelo, he seguido al Valencia por los campos de España. Cuando el equipo ganaba fuera, en el viaje de vuelta cenábamos. Si empataba, tocaba bocadillo. Si se perdía, no había cena.
—¿Ha sufrido mucho pensando que se iban a Segunda?
—No sólo lo temí. Llegué a desearlo para tocar fondo y provocar un cambio, que es muy necesario. Ahora me alegro de que siga en Primera y a ver si logramos que vuelva a ser lo que fue.
—Acabe la frase: con Lim, el Valencia…
—Con él llegó el invierno que estoy deseando que algún día termine. La Ley de Sociedades Anónimas Deportivas sirvió para que muchos clubes se salvaran de la bancarrota y para ordenar un mercado loco. Pero para algunos, como el Valencia, convertirse en una SAD ha sido una especie de expropiación del sentimiento de todo un pueblo. Y que ese sentimiento sea propiedad de una persona de nacionalidad extranjera es una contradicción difícil de llevar. Y si encima está en el fútbol por negocio, cuando ningún aficionado estamos por negocio si no por pasión, pues la contradicción es insalvable.
—Algún día se irá, no desespere.
—Me gustaría que el Valencia volviera a ser de sus socios. Incluso he llegado a plantearme refundar el club, que nos vendieran los trofeos, aun empezando desde una liga muy inferior.
—¿Qué le pasó por la cabeza cuando Vinicius tachó a Mestalla de racista?
—Que no tenía razón. No se puede descalificar a toda una afición por lo que hagan tres aficionados.
—El 'fair play' está ahogando nuestro fútbol ¿Hay alternativa?
—Lamentablemente, no. El fútbol tiene cada día más de espectáculo y menos de pasión. Está perdiendo lo que de patriotismo tenía. Cuando yo era pequeño, a los pocos extranjeros que venían se les llamaba oriundos. Los jugadores llevaban el escudo como un soldado su bandera. Ganaban dinero, pero no una barbaridad. Lo peor que le puede pasar al fútbol es que la idea de la Superliga de Florentino salga adelante.
—¿Así, sin anestesia?
—Supondría perder los clubes locales y también las ligas nacionales. Uno cambia casi todo en la vida menos su club de fútbol y estamos en esa fase en la que se hace. Ahora, se pretende que seamos del Real Madrid o del Barcelona como pudiéramos ser de los Celtics o de los Lakers, sin tener vinculación alguna.
—Observo que con usted han dado en hueso y que, con el Madrid, mantiene las distancias.
—Soy del Valencia y del Valencia. Soy choto y lo seré hasta después de muerto. Y al Madrid no le he perdonado lo de Mijatovic. Se lo perdonare en la próxima vida.
—No tenga prisa, que tampoco urge.
—Mire, cuando fui conseller de vivienda se aprobó la recalificación de Mestalla. Vino a verme una asociación de familiares que tenían las cenizas de sus seres queridos en el campo y me pidieron que, cuando se edificara allí, una parte del césped se convirtiera en un jardín. Allí reposan las cenizas de padres y abuelos valencianistas. Mi máxima aspiración es que mis cenizas sean arrojadas allí, en el viejo Mestalla, si es que se construye uno nuevo. Lo siento por quienes vayan a vivir en ese edificio.
—Antes, toca alumbrar un 'Libro de Pecados' en el que no sólo hable de amor y políticos. Y de futbolistas ¿para cuándo?
—Todavía tengo que escribir Libro de Pecados II, sí. De entre los mayores pecadores que recuerda mi ciudad, están los futbolistas del Valencia C.F. Lo que cuentan que hacía la delantera eléctrica del club (Epi, Amadeo, Mundo, Asensi y Gorostiza) cuando acaban los partidos o lo que hacían los Valdez, Claramunt y Abelardo en los 70. Y qué decir de Kempes, que había que ir a buscarle para que llegara al entrenamiento. Eso forma parte de la antología más fina que puede recoger un libro de pecados.
—Si toca algo del presente, no olvide recoger que la Supercopa de España se jugó en Arabia y un partido de liga en Miami.
—Todo es por dinero. Soy contrario a que la Supercopa se juegue en Arabia y a la disputa de un partido en Miami. Pero también a que haya fútbol todos los días. A mí me gustaba del partido del domingo y uno el sábado. Y todos a la vez . La televisión ha liquidado la pasión, aun dándonos espectáculo.
—¿Qué opinión le merece el arbitraje español?
—Todo lo que se cambia es para estropearlo. Ahora se les llama por nombre y apellido, como si fueran el vecino del segundo. Como lo de las tres ventanas de cambios y parar para hidratarse. Pero ¿dónde se había visto eso antes? El Valencia tenía un defensa que se llamaba Antón, que de un balonazo rompió una portería. ¿Quién le iba a decir que se hidratara?. Que me parece bien, pero siempre ha habido un descanso y dos cambios. Cada vez, el fútbol se parece más a la NBA.
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—Lo que está sucediendo en la Vuelta Ciclista a España ¿cómo lo calificaría?
—Lamentable. Entiendo que es necesario visibilizar la causa palestina, pero eso no puede hacerse nunca poniendo en riesgo la vida de nadie. Mezclar deporte y política es un signo de totalitarismo.
—Eso me lo tiene que explicar.
—En la Unión Soviética y en la Italia fascista, política y deporte iban unidos. En la Inglaterra y en los EEUU democráticos, siempre han ido en paralelo.
—¿Para cuándo el próximo internacional valencianista?
—Javi Guerra está pidiendo selección.