Después, 'naide'

Sánchez está maldito

El Gobierno ha entrado en la fase esotérica del hundimiento

El precavido que hay en ti

Piedad de los cabizbajos

Sánchez, ayer en la clausura de la Conferencia sobre la Financiación para el Desarrollo de la ONU en Sevilla EP

Da medida de lo que ha cambiado mi Españita que antes tuviéramos a Rappel y ahora tengamos a Marisú Montero diciendo que lo de la avería de la Alta Velocidad ha tenido que ser un sabotaje. Todo es un sabotaje, últimamente, sobre ... todo lo que se rompe siendo de su responsabilidad. Ante la imposibilidad de asumir sus propios fallos, el sanchismo se ha inventado espíritus enemigos a los que echar la culpa de las cosas y ahora vive en una casa encantada en la que se abren los cajones solos, se enciende la chimenea y de pronto, hace frío. En sus últimos momentos, los regímenes entran en estas fases santeras. Moncloa ahora es 'El sexto sentido' y se le aparecen los zombis que ellos mismos concitaron: el atlantismo belicista, los malvados empresarios de las eléctricas, la prensa bulera que resulta que tenía razón, los jueces ultrafascistas cuyas investigaciones avalan las instancias superiores, la supuesta policía patriótica que entrega informes de quinientas páginas con lazo de regalo. El Gobierno pone un circo y le crecen los 'cerdanes', los 'koldos' y lo que te rondaré, morena. Lo que parecía una invención ha cobrado vida en una pesadilla interminable.

Sánchez, al que antes todo caía bien, aquel bello presidente que se beneficiaba milagrosamente de las mayores catástrofes, va por ahí penando porque sabe que es gafe como el Jonás del barco y vive en el vientre de una ballena. Se le quedan grandes las chaquetas, le pintan pómulos cadavéricos como de la Canina y ya parece un personaje de 'Coco', la película. No le llega -literalmente- la camisa al cuello, como esos toreros que de la jindama y las cornadas se les quedan grandes los trajes y les hacen arrugas las taleguillas de tanto consumirse a sí mismos por el compromiso y el miedo. La Moncloa es Nínive: sacerdotisas vírgenes del 'project founding' sacrifican pollos, soplan cenizas al aire de la noche de la A-6 y bailan alrededor del fuego danzas 'mopongas'. Oficia misas sanchistas Margarita Robles en las que recita discursos de Cayetana Álvarez de Toledo del revés, pero no hay nada que hacer porque el Gobierno está maldito.

Sánchez da ruedas de prensa en salas vacías mirando a periodistas que no existen, gente que está en su cabeza, como en el bar de 'El Resplandor' de Kubrick

El sanchismo ha entrado en la fase esotérica del hundimiento, una paranoia en la que le roban los cables de las catenarias, les piratean los sistemas que dejan a la gente tirada en Barajas, los siguen por la calle gente invisible, ve signos del mal en los posos del café y se alinean las estrellas en mecánicas fascistas e insondables a las que atribuyen el mal que les sucede. Les hablan los candelabros, los alabarderos que guardan las puertas en realidad vivieron en 1830 y los toros de Cebada Gago que en unos días correrán por la Estafeta, les despiertan por la noche y les respiran al oído. Sánchez da ruedas de prensa en salas vacías mirando a periodistas que no existen, gente que está en su cabeza, como en el bar de 'El Resplandor' de Kubrick, Jack hablaba con un camarero que estaba muerto. Duendes irlandeses les mueven las cosas de sitio, les hablan los cuadros del edificio del Consejo de Ministros y las encuestas profetizan el apocalipsis tezánico que se acerca en forma de unas elecciones que llegarán más pronto que tarde.

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