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esto no es hollywood

El bikini, esa talla de la felicidad

Entre unos y otros está la chavala digital, la poetisa de reguetón o el metrosexual de añoranza, que se apuntan todos a la crema mágica, al gimnasio acelerado y al tanga de confeti para el lucimiento en verano

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Ángel Antonio Herrera

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El peatonaje, en general, cumple un invierno muy alegre de holganza y mazapanes, y después quiere enmendarse las arrobas a base de mucha coreografía de mancuerna homicida y mucha borrachera de cocacola light, porque el verano es la estación de los cuerpos, naturalmente, y los ... cuerpos llegan a julio o agosto con mucha Navidad encima y un par de zambombas por dentro. Y ahí íbamos a aterrizar. Vivimos la tiranía del bikini, que incluso es trikini, en ellas, para los retratos, y en nosotros un calzoncillo floreado que sólo les queda solvente a los surfistas y a Carlos Alcaraz. El verano dura una brisa, pero a esa brisa hay que llegar hecha una nínfula de casting y un futbolista sin más exceso de peso que el tatuaje tribal, que es el que ahora se lleva en todos los sexos.

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