Juego de Tronos: Las guerras que están por venir

La temporada arranca con el funeral de Tywin Lannister, asesinado por su propio hijo cuando se encontraba en el baño. Cersei (Lena Headey), su hija, cae en la desesperación y en el horror de una familia abocada al dolor. Si no tuvo bastante con tener que llorar la muerte de su hijo, envenenado el día de su boda, o la de su marido, el rey Robert Baratheon, ahora, también tiene que enfrentarse a la pérdida de su padre, asesinado a manos del hermano que siempre ha despreciado. La visita de su primo Lancel (Eugene Simon), que guarda muchos secretos sobre ella, no le ayudará a aliviar su dolor.

Tras matar a su progenitor, Tyrion Lannister ha huido hasta la ciudad de Pentos junto a Lord Varys, un lugar donde nadie podrá encontrarle tras conocer su traición y asesinato. En su nuevo destino, el «enano» guarda una actitud triste y destructiva, imbuido en el dolor que le ha supuesto su exilio y la deshonra que le generará haber asesinado a su padre.

En el otro lado del mundo, Daenerys Targaryen tampoco pasa por sus mejores momentos. En Meereen le surgirán nuevos problemas y tendrá que soportar como sus dragones no están receptivos y se muestran muy díscolos con ella. ¿Y qué es ella sin la ayuda de sus dragones?

En El Muro, Jon Snow (Kit Harington) entrena a los nuevos reclutas mientras se vislumbra una lucha por para ser el Comandante. Stannis (Stephen Dillane) y Melisandre (Carice van Houten) buscan alianza con los salvajes para hacerse con el control de Invernalia. Jon intenta persuadir a Mance Rayder (Ciarán Hinds) pero no lo consigue.

El primer capítulo también tiene breves secuencias de otros personajes clave de la serie como Petyr (Aidan Gillen) y Sansa (Sophie Turner) o Brienne of Tarth (Gwendoline Christie). En definitiva, un primer episodio muy informativo y con poca acción que sirve como lanzadera a todo lo que está por llegar. Y promete ser mucho.