festival de cannes
Hazanavicius le hace un «mourinho» al ojo de los rusos
«The search» denuncia la brutalidad rusa en Chechenia, y vuelve Godard con su traje de marciano de siempre
Hazanavicius le hace un «mourinho» al ojo de los rusos
Los rusos no están precisamente de moda, y su afición a la tanqueta y al macarreo de frontera es la muleta con la que camina Michel Hazanavicius para hacer una versión en Chechenia de aquellos «Ángeles perdidos» de Zinnemann en la Polonia nazi, y ... con Bérénice Bejo en el papel que interpretaba Montgomery Clift . El director de «The Artist» vuelve al lugar de los hechos, al festival que no le dio la Palma de Oro pero que le lanzó de bruces al Oscar, y lo hace con una película totalmente distinta, «The Search», en la que narra el cruce de un niño huérfano entre los escombros de la guerra de Chechenia, o sea, de la caída en tromba de la fuerza bruta rusa sobre la población chechena con la coartada del antiterrorismo, y una observadora de la Unión Europea para garantizar el respeto de los derechos humanos.
Noticias relacionadas
Michel Hazanavicius comete varios pecados con su película, y algunos de tipo dramático y narrativo, pero el gordo, el que se le silbó y se le pateó, fue el de tratar a las tropas rusas como si fueran americanas: niñatos a los que sacan de su vida normal, recluyen en unos bestiarios donde les enseñan a perder la humanidad y a matar sólo para divertirse (adiestramiento «chaqueta metálica» con acento rusky), y luego los envían ya medio locos y emponzoñados de odio al «frente», en cuyo frente suele haber ancianos, niños, mujeres embarazadas y más carne que cañón. Hazanavicius tiene un detalle de osadía al contar en paralelo la historia de las víctimas y la de sus verdugos, es decir, que produce un interesante escalón temporal: crees que ocurren a un tiempo, pero una es el efecto de la otra.
Una Europa dormida
Evidentemente, Hazanavicius pretende darle luz a algo que ahora ya la tiene a causa de Ucrania, pero que ha pasado prácticamente a oscuras en el caso de Chechenia, y pretende también culpar a la «sillontocracia» europea que dormita en sus escaños. La parte magra de la película, esa descorazonadora relación entre la mujer que ve el dantesco panorama y el niño que lo padece y que ha perdido todo, incluso la necesidad de hablar, se le queda a Hazanavicius algo saltarina y maquillada, pero una levísima reflexión al respecto me dice que no es eso lo que tanto ha molestado a los centenares y centenares de rusos que debía de haber en la sala al fin de su proyección.
La película es atrevida por contar en paralelo la historia de víctimas y verdugosY de eso mismo habla «La sal de la Tierra», de los horrores del planeta y de la abyección de su especie más popular y prestigiosa. Es un documental que firman Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado sobre el padre de éste, el gran fotógrafo del mundo Sebastiao Salgado. Tiene la pegada trágica de la imagen real, la capturada por Salgado en aquellos lugares y momentos en los que el hombre se mancha sus fauces con la sangre de sus semejantes, como en la terrible Ruanda de hutus y tutsis, o en los que la vida humana se esqueletiza por la hambruna, la invisibilidad o la indiferencia. Un repaso biográfico y artístico en el que la más absoluta fealdad se combina con la plástica y la belleza.
Y queda para el final la película de Godard a competición, «Adieu au langage», de sólo setenta minutos pero tan pastosos como si estuviera uno todos ellos comiéndose un polvorón gigante. Poner a competición a Godard es como poner en la final olímpica de cien metros a un tipo vestido de marciano. Godard tiene pasado, tiene prestigio, incluso tiene discurso, pero, francamente, es un tipo vestido de marciano en la línea de salida. God Art y su película «Adieu au langage» es lo de siempre, un perro extraviado, unos actores sin personaje extraviados, carteles que anuncian ideas y metáforas, citas de fulano y de mengano, frases hechas y engoladas, la sociedad contra el Estado, y tal y tal. Godard ha llegado a viejo sin amigos que le digan, «venga, Godard, tío, déjalo ya, quítate el traje de marciano».
Ver comentarios