Alain Resnais: dos directores, el del rigor y el de las canas

Ocho décadas de cine le imponen como uno de los grandes, a veces el más molesto, y en ocasiones el más comprensivo con el público

Alain Resnais: dos directores, el del rigor y el de las canas abc

Oti rodríguez marchante

Con Alain Resnais no sólo ha fallecido uno de los creadores más importantes de la historia del cine francés, sino también el más incómodo. Su cine producía una profunda incomodidad, al estilo de una china en el zapato, por su potencia y voluntad ideológica, ... pero también por su ilógica narrativa y su crucigramático manejo del espacio y del tiempo; incomodísimo, pues, para el espectador. «Hiroshima mon amour», «El año pasado en Marienbad», «Muriel» y «La guerra ha terminado» forman el mejor muestrario de una obra «molesta», de extrema singularidad y de una exigencia casi abisal para el espectador que quiera sumergirse en ella.

Pero Resnais ha hecho cine durante ocho décadas, su última película ya con noventa años, «Aimer, boire et chanter», lo que quiere decir que era, al menos, dos directores, aquel de la Nouvelle Vague , puro rigor y pedernal, y aquel otro que surgió en los años ochenta con un sentido del humor y de la ironía llenos de humanismo y comprensión hacia sus personajes y, sobre todo, hacia sus espectadores; un Resnais de pelo blanco, con más profundidad que ínfulas, y que empezó a hacer películas como «Mi tío de América», «Mélo», «Smoking», «No smoking», «On connâit la chanson» o «Les herbes folles»…, un cineasta que no miraba fijamente a la crítica sino a los ojos del público, y que hacía sospechar que en los próximos cien años nos iba a sorprender con títulos maravillosos y llenos de sabores y sabidurías.

Alain Resnais: dos directores, el del rigor y el de las canas

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