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La superviviente más longeva del Holocausto muere a una semana de luchar por el Oscar

Alice Herz-Sommer (1903-2014) pianista checa de 110 años, estuvo interna en el campo de concentración de Terezin

La superviviente más longeva del Holocausto muere a una semana de luchar por el Oscar EFE

manuel de la fuente

Considerada la superviviente más anciana del Holocausto, Alice Herz-Sommer murió el domingo en Londres a los 110 años. Su increíble historia fue recogida en «The Lady In Number 6: Music Saved My Life», candidato al Mejor Corto Documental en los Oscar de este año . La historia de su vida también fue recogida en el libro «El mundo de Alice», de Caroline Stoessinger.

De 1943 a 1945, Alice Herz-Sommer permaneció en el campo de concentración de Terezin, donde esta pianista checa fue enviada junto a su marido y su pequeño hijo. Su madre y muchos de sus amigos ya habían desaparecido para entonces, y pronto su marido sería enviado a Auschwitz y luego a Dachau, donde acabaría muriendo. En Terezin sobrevivió organizando conciertos para los internos que con frecuencia ella protagonizaba, aferrándose a la vida y a la música con toda su pasión de artista y con una fe que la salvaron de la muerte, mientras interpretaba al piano una pieza tras otra para sus compañeros de reclusión.

Alice Herz había nacido y se había criado en Praga, en el seno de una familia judía acomodada, donde el amor por la cultura era patente, y donde no faltaban las visitas de escritores y artistas como Gustav Mahler, Rainer Maria Rilke, Thomas Mann, Stefan Zweig y Franz Kafka. A los cuatro años escuchó la «Segunda Sinfonía» de Mahler.

Tal vez aquel día, 24 de noviembre de 1907, nació su pasión por la música, que a partir de entonces sería su vida, como solista en diversas orquestas, hasta que en 1938 las banderas y las botas nazis se enseñorearon de Praga. Pronto, su madre estaba camino del campo de concentración de Terezin. Cuando madre e hija se despidieron, Alice sabía que no volvería a ver con vida a su progenitora. En julio del 43, la propia pianista, su marido y su hijo también fueron enviados a Terezin, un centro al que los nazis consideraban especial, pues allá eran enviados «los artistas» para, según el Führer, preservarlos de la guerra. Sin embargo, era un lugar de paso camino de Auschwitz. Entre más de 15.000 niños internados, tanto solo sobrevivieron 93, entre ellos Rafi, hijo de Alice.

Después de la liberación, y al ver cómo su casa de Praga había sido ocupada por unos desconocidos, Alice y su familia partieron hacia Israel. Mantuvo una amistad con Golda Meir. Alice siguió actuando pero solo localmente, mientras su hijo se convertía en un conocido chelista. En 1986, con 83 años, Alice Herz-Sommer se marchó a Inglaterra para estar cerca de Rafi.

Más de un siglo de amor a la vida, de esperanza, de optimismo, de ilusión a pesar de los pesares, a pesar de la muerte y el dolor, a pesar del desgarro, Alice Herz-Sommer y su existencia es un homenaje al ser humano. «Cada día es un milagro –contaba Alice–. No importa lo malas que puedan ser las circunstancias, tengo la libertad de elegir mi actitud de vida, incluso para encontrar dicha. El mal no es nuevo. Depende de nosotros cómo tratemos con el bien y el mal. Nadie nos puede quitar ese poder. La música me salvó la vida. La música es mi Dios».

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