Abeja ibérica, la reina amenazada del campo

Las poblaciones de abeja ibérica (Apis melífera) se reducen año tras año, entre otras razones, por las diferentes agresiones que sufre su hábitat natural, por no tratarse de la especie más eficiente en producción de miel —lo cual resta atractivo comercial para los apicultores— y por otra amenaza más tangible si cabe, creciente y que en lugares como los bosques de la zona suroccidental de Barcelona parece, como en Galicia, una plaga bíblica: la avispa asiática (Vespa velutina, ahora llamada 'de patas amarillas'). Este insecto alóctono, cuyas poblaciones ya han colonizado zonas incluso en el centro peninsular, aparte de peligroso para las personas por la elevada toxicidad de su picadura, es devastadora para las colmenas de melíferas y también para otros insectos imprescindibles en los ecosistemas. Este tipo de 'avispón' localiza 'quirúrgicamente' las colmenas y también enjambres silvestres y devora con fruición a la abeja ibérica. Tan es así que (durante la presentación de esta repoblación de Smart Green Bees en un arboreto con matorral cercano a la Riera del Salom, a escasos 4 kilómetros al sur de Sant Climent de Llobregat, Barcelona, realizada la segunda semana de octubre) impresiona su abundancia en el entorno del colmenar, epicentro de la acción de repoblación, hasta el punto de que los apicultores se ven obligados a colocar ingeniosas trampas artesanas en las ranuras por donde la abeja accede a la colmena, ello para intentar —en la medida de lo posible— reducir la población de velutinas. «Había visto alguna en una playa de Asturias, en Cádiz, incluso en el Parque Nacional de la Sierra del Guadarrama —comenta un divulgador ambiental que acompaña al equipo de LG Electronics mientras conversa con el apicultor local que muestra los panales—, pero estoy francamente impresionado: hay centenares de ellas acechando a las abejas. Esto hay que divulgarlo, y que se sepa».

Por su parte, Paola Vecino, experta además en himenópteros y entomología y presidenta de la asociación a través de la que se gestiona esta iniciativa ambiental, El Rincón de la Abeja, confirma que la presencia de este voraz insecto de la familia vespidae es un problema ecosistémico de gran magnitud porque, además, «se ha comprobado que esta especie es capaz de irse adaptando a los diferentes biotopos españoles, de mutar sus costumbres, de hacerse más resistente, y su capacidad de expansión es evidente; las consecuencias diría yo que imprevisibles: para la abeja es una amenaza de primerísimo nivel, un desastre». El punto de vista global de Paola es claro y algo disruptor para los legos en la materia: «Hay que regenerar la naturaleza, pero todo, absolutamente todo, comienza con la salud del suelo y la calidad de las aguas y el aire, y con la abundancia y diversidad de todo tipo de insectos. Si no hay insectos no habrá nada, están en la base de la pirámide trófica. Es imprescindible evitar la extinción de grandes carnívoros, por ejemplo, y hay que seguir recuperando, lobos, osos, felinos, rapaces… pero si no cuidamos la naturaleza para que los insectos abunden y hagan sus funciones biológicas, que son numerosas, cada vez habrá menos flora, cada vez menos herbívoros y así hasta llegar al vértice de la pirámide. Sin insectos luego ya no habrá nada», sentencia.

La velutina sólo cuenta con un depredador natural capaz de hacerla frente, el halcón abejero, inmune a sus picaduras. Pero las avispas cuyos nidos han sido atacados por el abejero 'aprenden la lección', y se vuelven aún más agresivas. Se ha propuesto la repoblación con halcones en las zonas donde esta avispa asiática (ya se han localizado tres diferentes especies invasoras en España: velutina, orientalis y bicolor), pero según las biólogas de la asociación no es una solución, puesto que introducirlo en ecosistemas donde no hay nidificado nunca generaría desequilibrio. En cualquier caso, de manera natural, la población de estas rapaces abejeras se ha multiplicado por tres en los últimos años con la invasión de velutinas que sufre Galicia, como ha confirmado un reciente estudio del departamento de Ecología de la Universidad de Alcalá de Henares.

Este proyecto nació en colaboración con la asociación El Rincón de la Abeja a través de su red de apicultores, distribuidos por toda España. Montroy (Valencia) fue la primera localización en la que ya se ha realizado ubicación de colmenas de manera controlada, con métodos tradicionales y tras estudios de biodiversidad de flora y fauna. Son como granjas silvestres que permitirán expandirse a los enjambres en el entorno, e ir repoblando los territorios por sí mismas, de forma natural.

La red de apicultores creada por la asociación y apoyada por LG ESpaña es la encargada del cuidado de los enjambres, elaborando los calendarios de sucesión floral y evaluando la carga floral de los entornos en los que vaya actuando. Los técnicos que colaboran con Smart Green España consideran que ya en 2022 se alcanzarán los 12 millones de nuevas abejas ibéricas interactuando con diferentes ecosistemas en España.

Pero Jaime de Jaráiz, cuya pasión por el medioambiente sólo es comparable a la vehemencia con que ilustra a sus contertulios sobre la gravedad del calentamiento global, insiste: «Smart Green España y Smart Green Bees ya no son proyectos, son realidades, en la compañía no queremos sólo hablar de lo que se podría hacer… (que es mucho, y no tan caro como puede parecer, y ahora estamos en fase de elaboración de otras iniciativas ambientales como la reforestación submarina con fanerógamas como las posidonias en el Mediterráneo). Y digo hacer en el contexto de lo que a mí me gusta llamar la nueva forma de ser sostenibles y eco-conscientes, la Sostenibilidad 2.0. Desde nuestra empresa comunicamos ahora, cuando ya lo hemos ejecutado, contamos realidades y logros, y lo hacemos cuando podemos mostrar a la sociedad que si se quiere se puede, y si los consejos de administración de las compañías se sensibilizan y actúan con determinación, podemos liderar un nuevo movimiento que contribuya a salvar la biodiversidad. Y también a interiorizar que la responsabilidad social corporativa, más allá de las acciones de RSE que se dan por sentadas y son incluso obligatorias por ley, los programas de sostenibilidad deben ahora avanzar hacia otro estadio superior: hacia el concepto One Health. En LG creo que vamos un paso por delante y entendemos que sin ecosistemas saludables, con una fauna saludable, no habrá un planeta saludable tampoco para las personas, es obvio».

«La biodiversidad española está en peligro y necesitamos adoptar medidas ya. La Apis melífera puede ser un motor excelente para reestructurar nuestros ecosistemas, afianzando las bases de un hábitat adecuado para las especies autóctonas», añade Paola Vecino: «Con este proyecto en el que Jaime ha puesto toda su ilusión y ha involucrado a todo el personal de su compañía, se abre una nueva perspectiva más eficiente en la que la apicultura sostenible va de la mano de la protección de las especies y la regeneración de espacios naturales».

Smart Green España nació con el fin de recuperar filantrópicamente el mayor número posible de ecosistemas españoles. Tras reforestar millones de árboles e iniciar un movimiento social para plantar con la técnica de Nendo Dango 47 millones de árboles al año, uno por habitante de España, a través de las escuelas y residencias de mayores públicas, «Smart Green Bees aplica este año el mismo método que con los árboles, abriéndose a la participación de más empresas, buscando la máxima eficiencia del presupuesto asignado, aplicando tecnología para abaratar y acelerar el objetivo y, finalmente, logrando que cada proyecto/realidad sea transversal a toda la sociedad y nos implique a todos. Con esta segunda acción, en Barcelona, tratamos también de sensibilizar al tejido empresarial para contribuir a recuperar toda la flora autóctona de nuestro país», afirma De Jaraíz: «Vivimos una situación de emergencia climática en la que hemos de actuar de la forma más directa posible, y las empresas tenemos que dar un paso adelante y ser las que lideremos este cambio, porque podemos hacerlo, y porque debemos hacerlo».

Y el propósito de Jaraíz para implicar a firmas comerciales sigue dando frutos: la firma de cosmética de lujo parisina Guerlain se ha sumado a Smart Green Bees. Su directora de sostenibilidad, Cécile Lochard, acompañada del equipo de mujeres que gestiona la filial de la compañía en Madrid, se sumó a la presentación de Sant Climent. «Lo que mucha gente ignora es que las mujeres son más vulnerables y menos resilientes al cambio climático y a la desaparición de la biodiversidad. Sin embargo, las mujeres somos grandes agentes de cambio capaces de aportar mucho más de lo que se piensa para modificar la situación que vivimos —explica Lochard—. La compañía Guerlain ha dirigido el programa Woman for Bees en asociación con la UNESCO: un programa de emprendimiento apícola para mujeres cuyo objetivo es capacitar a nuevas apicultoras, crear nuevos 'santuarios' apícolas en Reservas de Biosfera y, además, medir científicamente los beneficios de la polinización». Para 2025, esta alianza habrá permitido capacitar a 50 mujeres apicultoras, instalar 2.500 colmenas y repoblar 125 millones de abejas. Angelina Jolie, muy conocida también por su compromiso filantrópico y social, fue la madrina del programa en 2021.

Lochard considera que la sostenibilidad, también en la producción apícola y la gestión natural de los himenópteros es «un increíble acicate para la innovación, pues crea deseo y mejora la conexión de la marca con sus clientes. Si queremos que el público nos demande y desee, las firmas del lujo debemos ser cada vez más sostenibles y saber cómo debemos hacerlo; por eso, y por la abejas, estamos hoy en Barcelona». Guerlain lleva años trabajando en una línea de producto natural de alta gama, innovando a través de su laboratorio de investigación con las «maravillosas propiedades» de la miel y la jalea real para crear Abeille Royale: un programa de tratamiento para la piel con la tecnología activa BlackBee Repair que ayuda a estimular los mecanismos clave del proceso de reparación de la piel para ayudar a corregir continuamente las arrugas y la pérdida de firmeza de los tejidos. Y sólo es necesario cuidar a las abejas, y al resto de las criaturas, mimarlas, y así devolver a la naturaleza el inmenso regalo que nos ofrece a los seres humanos cada día.