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Los zoológicos españoles suspenden en educación ambiental, investigación y conservación de especies

La directiva europea sobre zoológicos señala que la finalidad de estos centros debe ser la educación pública, la investigación y la conservación de especiesRAFAEL CARMONA

MADRID. Más de un millón de animales, de unas 3.000 especies, se encuentran en los más de mil zoológicos que existen en el mundo. En un principio permanecían confinados en jaulas, aislados y carentes de los cuidados que cada especie requería. Con el tiempo surgió a finales de los años 60 una nueva concepción que buscó sustituir una vida entre barrotes por ambientes que lograran recrear su hábitat natural. No obstante, y a pesar de las mejoras, las condiciones en las que viven los animales continúan siendo deplorables en muchos zoológicos y acuarios de todo el mundo.

El análisis de la situación obligó a las autoridades europeas a configurar una norma que exige un cambio urgente de mentalidad. Así, la directiva 1999/22/CE señala que la finalidad de un zoo es «la educación pública, la investigación científica y la conservación de las especies» y obliga a la realización de inspecciones periódicas en estos centros, estableciendo la posibilidad de clausurar las instalaciones que no cumplen las condiciones fijadas en la norma.

A pesar de ello, y diez meses después de su entrada en vigor, la mayoría de los países han hecho oídos sordos a su advertencia y continúan sin trasponer la directiva a la legislación nacional. Una desidia que provocó que la Comisión Europea amonestara en octubre a diez países solicitándoles una respuesta urgente. Después de cuatro meses España sigue sin contestar. Una actitud que nos llevará ante el Tribunal de Justicia de Luxemburgo si el Ministerio de Medio Ambiente no presenta en breve el borrador que regulará estos espacios en nuestro país.

Anclados en el pasado

Así las cosas, los zoológicos y acuarios españoles tienen por delante todo un reto: adaptarse a la normativa o cerrar sus puertas. Los pocos estudios que existen sobre estas instalaciones, como el realizado por WWF/Adena, confirman que viven anclados en el pasado. Concebidos como espacios de recreo, lo más salvable sigue siendo la atención al cliente y la oferta lúdica. La labor de conservación ni siquiera alcanza el suficiente y en investigación científica el suspenso es rotundo.

En la conservación de los animales mediante programas concretos -cría en cautividad de especies amenazadas de extinción o la reintroducción de especies- así como en el trabajo destinado a fomentar y preservar el bienestar animal, suspende el 36 por ciento de los centros analizados. Los más criticables por las condiciones en las que viven los animales son el Safari y el Aquarium Terrarium de Madrid, el Zoo de Vigo y el Parque Zoológico de Córdoba.

Pero además, y salvo algunas excepciones, la mayoría ofrece poca información al visitante, presenta deficiencias en la seguridad del público ante los animales y la mitad carece de servicios sanitarios para incidencias médicas que afecten al visitante. No obstante, hay tres centros que se acercan al concepto que la directiva europea establece como zoológico: el de Jerez de la Frontera (Cádiz), el Zoo de Madrid o el de Barcelona. No obstante, en España siguen abundando las pequeñas instalaciones zoológicas privadas, difíciles de controlar, que desaparecen con la misma facilidad que han sido abiertas, y en donde los animales sobreviven en condiciones preocupantes.

Esta falta de cuidado y protección que sufren muchas especies en cautividad no hace más que alentar el debate sobre si los zoológicos son o no necesarios. En esto, como en casi todo, las opiniones están divididas. Mientras unos defienden su existencia como instrumento educativo, de investigación científica o su papel preservador de especies en peligro de extinción, para otros estos son argumentos que carecen de base sólida si se hace un análisis honesto de la realidad.

¿Arcas de Noé?

Las posiciones más encontradas argumentan que la labor conservacionista no es excusa pues de las 3.000 especies que exhiben los zoológicos de todo el mundo, apenas un centenar están amenazadas de extinción. Por ello insisten en que resultaría más efectivo evitar su caza, así como la destrucción de sus entornos naturales. Además, y a pesar del acento que estos centros intentan poner en el aspecto educativo, lo cierto es que la mayoría de la gente que visita un zoológico lo hace para entretenerse, por lo que hasta las más respetadas instituciones ofrecen algún espectáculo con animales entrenados.

Desde Ecologistas en Acción se denuncia que en nuestro país «existen pequeños núcleos zoológicos que funcionan como atracción en gasolineras o pueblos, incluso dependiendo de los Ayuntamientos y que no cumplen las condiciones mínimas». Esta organización -que forma parte del grupo de trabajo del borrador sobre zoológicos- insiste en que la puesta en marcha de la normativa en nuestro país es urgente y «ya no se admiten más demoras». Para Theo Oberhuber, representante de Ecologistas en Acción, lo primero que se ha de establecer es una definición del concepto de zoológico e incluir a las colecciones privadas y los animales de circos que, señaló, «en principio, Medio Ambiente no tiene pensando introducir».

Regulación seria y urgente

Desde Ecologistas se apuesta por una regulación seria de las condiciones en que deben vivir los animales, el espacio mínimo que necesitan, la alimentación, los cuidados sanitarios, así como establecer la obligatoriedad de contar con un equipo permanente de veterinarios, «algo que no ocurre en la mayoría de los zoológicos españoles», puntualiza Oberhuber. De momento, y para esclarecer la situación, el Ministerio de Medio Ambiente ha aprobado un convenio con la Universidad Cardenal Herrera-CEU de Valencia para que realice un estudio de los Parques Zoológicos españoles. La información que se obtenga permitirá analizar las características de estos espacios en relación con los requisitos que establece la directiva europea. Un estudio que, a juicio de Oberhuber, «llega tarde porque la directiva tendría que estar ya aplicada y no es de recibo que se esperen otros 14 meses hasta que esté finalizado el informe».

También denuncian que muchos de los zoológicos que no están regulados consiguen sus ejemplares a través del tráfico de especies. Obtenidos con capturas ilegales, acosados e indefensos comienzan un penoso y largo viaje encerrados en un espacio en el que apenas pueden moverse y que, en muchas ocasiones, acaba costándoles la vida.

El propósito de que los zoológicos dejen de ser sólo centros recreativos para convertirse en un recurso moderno para la protección de la biodiversidad es una idea defendida desde los propios centros. La Asociación Europea de Zoológicos y Acuarios (EAZA) -creada en 1988 y que agrupa a 285 parques de 34 países- elaboró el pasado mes de septiembre un documento donde se hace hincapié en la necesidad de aumentar la colaboración para desarrollar los Programas Europeos de Especies en Peligro (EEP). Estos programas pretenden fomentar la reproducción de 200 especies hasta que exista un número mínimo de ejemplares para asegurar su conservación o la reintroducción en su hábitat natural. Es el caso del tití, un pequeño primate que ha vuelto a la selva brasileña tras la labor de recuperación llevada a cabo desde los zoológicos. El año 2003 estará dedicado al tigre, con especial énfasis en el siberiano y el de Sumatra. Entre las novedades de este documento estratégico se encuentran programas para para reproducir en las instalaciones de las especies amenazadas la flora de su hábitat original. En nuestro país, desde la Asociación Española de Zoos y Acuarios se reconoce que existen deficiencias en las que «trabajan día a día», pero señalan que, a pesar de ello, las instalaciones gozan de una buena situación. Además, considera que los zoos y acuarios no tendrán que realizar un gran esfuerzo económico para acometer los cambios de infraestructura que exige la nueva normativa europea.

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