La esperanza de vida en el norte de China es cinco años y medio menor que en el sur por culpa de la contaminación
Debido a las partículas tóxicas que flotan en el aire por la quema de carbón, según un estudio publicado por el Congreso de la Academia Nacional de Ciencias
La esperanza de vida en el norte de China es cinco años y medio menor que en el sur por culpa de la contaminación
Vivir en China perjudica seriamente a la salud. Más en el norte que en el sur, donde la esperanza de vida es cinco años y medio menor por culpa de la contaminación que ha traído su frenético desarrollo económico e industrial durante las tres últimas ... décadas.
Según un estudio publicado por el Congreso de la Academia Nacional de Ciencias, la esperanza de vida en el norte de China es considerablemente más baja que en el sur debido a las partículas tóxicas que flotan en el aire por la quema de carbón para producir electricidad en las plantas térmicas y por las calderas de la calefacción. En los años 50, Mao dibujó una frontera imaginaria dentro de China que separaba al norte del sur a la altura del río Huai. Todo el territorio que quedaba por encima, con Pekín y el cinturón industrial de Manchuria a la cabeza, recibiría carbón gratis para calentar las casas y oficinas, una política que no se aplicó en el sur y que hace especialmente gélidos los húmedos inviernos de Shanghái.
Al margen de estas peculiaridades térmicas, los habitantes del norte de China ya están empezando a sufrir los efectos de una política planificada, pero insostenible, que tiene al carbón como su principal fuente para generar electricidad y calefacción. Desde 1981 hasta 2000, científicos de China, Estados Unidos e Israel han recopilado los datos de 90 ciudades sobre la concentración de partículas suspendidas en el aire inferiores a 100 micras de diámetro y liberadas a la atmósfera por las centrales térmicas, las obras y las emisiones de los tubos de escape de los coches. Entre ellas destacan las peligrosas partículas inferiores a 2,5 micras de diámetro (PM 2.5), tan pequeñas que se cuelan en los pulmones y provocan serias enfermedades respiratorias y tumores.
Calidad del aire
En el norte de China, la concentración era de 184 microgramos por metro cúbico, un 55 por ciento más alta que en el sur. Sin ninguna otra política gubernamental que diferenciara a ambas partes del país, más que la distribución del carbón para calentar el norte, los investigadores hallaron que los chinos del sur vivían cinco años y medio más que sus compatriotas por encima del río Huai. Además, las causas de muerte en el norte se debían a enfermedades ligadas con la calidad del aire, como cáncer de pulmón, dolencias respiratorias, infartos y problemas cardiovasculares.
El estudio calcula que cada 100 microgramos por metro cúbico reducen la esperanza de vida hasta tres años y lo achaca a la notable diferencia en la concentración de partículas inferiores a 100 micras que hay entre el norte y el sur, que sufren similares niveles de polución por dióxido de azufre y óxido nitroso.
Con los cielos de la industrializada costa china cubiertos por una permanente neblina que impide ver la luz del sol, el ya característico «smog» de Pekín, los efectos de la contaminación se han revelado este año más apocalípticos que nunca. Ante la alarma social generada en China, el Gobierno ha anunciado que invertirá más de 200.000 millones de euros durante los próximos cinco años para mejorar la calidad del aire.
El problema es que el gigante asiático ya consume entre el 40 y el 45 por ciento del carbón, cobre, acero, níquel, aluminio y cinc que se produce en el mundo y, desde 1990, la cantidad de dióxido de carbono (CO2) que sale de sus chimeneas ha subido de 2.000 a 9.000 millones de toneladas, casi un tercio de todo lo que se emite en el mundo entero. Impulsados por su desarrollismo insostenible, que ha primado el crecimiento económico por encima de cualquier impacto medioambiental, los chinos ya liberan tanto dióxido de carbono como los europeos, es decir, que contaminan lo mismo por persona.
Según datos oficiales, el 27 por ciento de las 341 mayores urbes y 116 millones de personas padecen unos niveles de polución en el aire «muy peligrosos», al tiempo que el 70 por ciento de los ríos y lagos están seriamente degradados y 300 millones de habitantes no tienen agua potable. Además de causar la muerte de 400.000 personas al año por enfermedades pulmonares y cardiovasculares, la contaminación amenaza con hipotecar los gastos sanitarios en el futuro y colapsar el altísimo crecimiento del coloso oriental, puesto que los costes medioambientales ya representan el 10 por ciento del Producto Interior Bruto. Inmersa en la «Revolución Industrial» que le ha tocado vivir en pleno siglo XXI, China sigue pagando el alto precio de su desarrollo económico.
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