Los plaguicidas que matan a las abejas también dañan cultivos, lombrices y codornices
Los expertos recomiendan apostar por un modelo agrario extensivo que garantice la seguridad alimentaria a largo plazo y establecer una regulación más estricta del uso de estos químicos
NATURAL
El uso de plaguicidas sistémicos o neonicotinoides está teniendo un impacto similar al de los organofosfatos o el DDT, «prohibidos precisamente por su impacto ambiental y sobre la salud», explica SEO/BirdLife en una nota. Y el efecto va más allá de las tierras de ... cultivo: constituyen un factor clave en el declive de las abejas y otros polinizadores como las mariposas. Pero, además, están causando daños significativos a un gran número de especies de invertebrados beneficiosos, como las lombrices, y de vertebrados asociados a paisajes agrarios, como la codorniz.
El uso de plaguicidas se une a otros factores que influyen también en la pérdida de biodiversidad, como la reducción directa de hábitats favorables o enfermedades nuevas traídas con el comercio internacional de mercancías, explica la organización pionera de conservación de la naturaleza en España en una nota.
La Unión Europea (UE) ya ha prohibido de forma temporal el uso de neonicotinoides en algunos cultivos. Sin embargo, tal y como apunta SEO/BirdLife, «el problema tiene una escala global». Desde la ONG sugieren trabajar en un cambio profundo del modelo agrario, «reconectando los sistemas productivos a los ciclos naturales». De este modo, opinan, «mejorarían los rendimientos por hectárea en ciertas zonas» y «ofrecería más garantías de futuro sobre el suministro de alimentos».
Un modelo agrario más sostenible y extensivo conservaría los paisajes y la riqueza natural y permitiría distribuir mejor el empleo y las rentas. «A pesar de que la nueva Política Agrícola Común (pdf) recién reformada por la UE no está orientada a este cambio de sistema, contiene herramientas que pueden ayudar a iniciar el camino. También puede contribuir la Directiva de Uso Sostenible de los Plaguicidas (pdf) , que promueve la gestión integrada de plagas y la búsqueda de alternativas no químicas contra ellas», subraya SEO.
Dos décadas de investigaciones
La preocupación sobre el impacto de los neonicotinoides en una amplia variedad de valiosas especies ha crecido en los últimos 20 años, pero hasta ahora las evidencias no habían sido consideradas concluyentes. El Task Force on Systemic Pesticides (TFSP) , un grupo internacional de científicos independientes que asesora a la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) , ha revisado durante cuatro años toda la literatura científica disponible sobre éstos: más de 800 estudios publicados en revistas de alto impacto sometidas al sistema de revisión por pares.
Los autores, cuyo meta-análisis se podrá consultar en breve en el Journal Environment Science and Pollution Research, ya han exigido una «imperiosa regulación» del uso de los plaguicidas sistémicos: «Debe aplicarse con más fuerza el principio de precaución» con respecto a ellos.
Los plaguicidas que matan a las abejas también dañan cultivos, lombrices y codornices
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