«Rana busca charca»

WWF tendrá en cuenta distintos criterios a la hora de elegir los «microproyectos» ganadores, pero primarán dos: 1) El número de especies o ejemplares favorecidos; 2) Las medidas desarrolladas para disminuir las posibles amenazas que se ciernen sobre este grupo animal (p.ej., controlando a sus enemigos foráneos, entre los que se encuentra el cangrejo rojo americano).

La ONG también ha mostrado su preferencia por iniciativas que persigan la restauración de un ecosistema natural frente a las que planteen la creación de nuevos puntos de agua artificiales.

Para recuperar las condiciones ecológicas originales de un medio bastaría con suavizar las pendientes del mismo, facilitando el acceso y la salida de los anfibios; desbrozar de vegetación el entorno, permitiendo la penetración de la luz solar; y limpiar de materia orgánica y sedimentos el fondo, aumentando el oxígeno disponible.

Para propiciar el surgimiento de una charca hay que solicitar los permisos necesarios a las administraciones correspondientes, evitar los grandes movimientos de tierras e impactos ambientales innecesarios y considerar la cercanía al futuro enclave de un pozo, fuente o manantial, pues en épocas de sequía, por ejemplo, facilitará su llenado.

La desecación derivada del cambio climático, la erosión, la contaminación (vía residuos, vertidos o un exceso de fertilizantes), la sobreexplotación de acuíferos (propiciada por las prácticas agrarias intensivas) o el abandono de las actividades ganaderas (provocando el deterioro de los abrevaderos) explicarían, apuntan Laura Moreno y Gema Rodríguez, de WWF, la alarmante degradación de los puntos de agua en la región mediterránea.

«El objetivo es que los anfibios colonicen el nuevo recurso por sí solos con sencillas actuaciones de bajo coste y muy efectivas para incrementar las poblaciones locales», concluyen.

Los anfibios pasan como adultos la mayor parte de su vida en el medio terrestre, pero vuelven cada año a los masas de agua dulce en buen estado para reproducirse. A algunos taxones, como el sapo corredor, les alcanza con charcos temporales que se forman con el agua de lluvia. Sin embargo, si no dan con lugares de agua limpia para realizar su puesta pueden desaparecer del ecosistema.