La estrella de Rusia es el entrenador: tras la clasificación al Mundial de Brasil 2014, el país está a los pies del italiano Fabio Capello y confía ciegamente en él. Por eso, el ministro de Deportes, Vitali Mutko, y el presidente de la Federación Rusa de Fútbol, Nikolai Tolstykh, se apresuraron a renovar su contrato otros cuatro años más, hasta el 2018.
Con hasta nueve millones de euros al año, según dicen, Capello es uno de los técnicos mejor pagos del mundo. Tan grande es la alegría por el hecho de que la “Sbornaya” lograra la clasificación de manera soberana como primero de su grupo, a pesar de un rival tan difícil como Portugal, que a nadie le importa que una vez finalizado el contrato el italiano ya haya superado los 70.
“Tenemos que contemplar cada partido como si fuera la final”, pidió Capello. El ex entrenador de Inglaterra logró formar un equipo a partir de una serie de destacadas individualidades. Sin embargo, no se propone metas demasiado ambiciosas. “Consideraríamos un éxito llegar hasta cuartos de final”, comentó.
El ex internacional italiano tiene tanto para elegir, sobre todo en el ataque, que la mayoría de las veces en el 4-3-3 se puede permitir prescindir de Artyon Dziuba del Rostov, uno de los mejores goleadores de la liga rusa. El atacante Alexander Kerzhakov del Zenit de San Petersburgo tiene un papel importante.
Pero también hay grandes esperanzas depositadas en el joven Alexander Kokorin, delantero del Dynamo de Moscú de 23 años. Y se espera además que haga magia en Brasil Alan Dzagoiev del campeón CSKA Moscú. En la fracasada participación de Rusia en la Eurocopa 2012, cuando la “Sbornaya” cayó en la ronda inicial, Dzagoiev fue casi el único que convenció.
Capello también está satisfecho con su medio campo, donde ya no está Igor Denissov, el hasta ahora capitán, por mala conducta. Pero están Roman Shirokov y Viktor Fajsulin, ambos del Zenit, y sobre todo Denis Glushakov, del Spartak de Moscú, que forman una potente barrera.
“Es un equipo que ha cambiado el estilo de juego, ha cambiado la mentalidad. Estamos jugando un buen fútbol, con jugadores de buena calidad, nos defendemos bien pero cuando vamos adelante también metemos goles. Somos un equipo completo”, aseguró el italiano.
Pero también hay mucho para mejorar. El juego basado en una fuerte presión y veloces transiciones entre defensa y ataque, aún muere muchas veces antes del área del rival sin llegar al gol. Muchas veces, la Sbornaya no logra además ampliar una ventaja de 1-0 y revive así a rivales débiles. Una y otra vez el equipo recibe goles poco antes del final, como en el último partido clasificatorio contra Azerbaiyán.
La mayor preocupación de Capello es la defensa en torno al convincente arquero Igor Akinfeyev, del CSKA. Para los centrales no hay apenas alternativas a los compañeros de club de Akinfeyev, los hermanos Vassili y Alexej Beresuzki así como a Serguei Ignashevich. Hay pocos talentos a la vista. El mediocampista Dmitri Kombarov, del Spartak, es considerado una esperanza. Pero también en los laterales Capello tiene poca elección.
A más tardar en el cuartel mundialista de Itu, en Sao Paulo, el entrenador debe encontrar una solución. “En un Mundial el primer partido es el más importante”, dice Capello. Por lo tanto, Rusia se centrará en el encuentro con Corea del Sur el 17 de junio en Cuiabá.
En el Grupo H, la “Sbornaya” se topará luego con Bélgica (Río de Janeiro, 22 de junio) y Argelia (Curitiba, 27 de junio). En teoría, y en eso coinciden los comentaristas en Moscú, se trata de una tarea relativamente fácil. En octavos de final, en cambio, los rusos podrían vérselas con Alemania o Portugal, lo que haría difícil cumplir con el objetivo de entrar en la ronda de los últimos ocho.
La euforia, sin embargo, es grande entre Kaliningrado en el Báltico y Vladivostok en el Pacífico. Por primera vez desde 2002, Rusia vuelve a estar en un Mundial. En aquel entonces, en Corea del Sur/Japón, quedó eliminada ya en la primera ronda. En el caso de que la “Sbornaya” vuelva a decepcionar, incluso el venerado Capello será difícil de retener a pesar de la prolongación de su contrato.
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