España finalizó su decepcionante participación en el Mundial de Brasil con una victoria por 3-0 ante Australia. En un choque con más acierto que brillo, los de Vicente Del Bosque limpiaron parcialmente el estropicio que sembraron contra Holanda y Chile y propiciaron una despedida con gol para David Villa, que pondrá punto y final a su trayectoria como internacional en los próximos días. [Narración y estadísticas del Australia-España]
El equipo español, de negro para despedirse del Mundial, contuvo la salida sin complejos de Australia. Pese a la baja de Cahill, los 'socceroos' comparecieron en el primer partido intranscendente del campeonato con ganas de volver a animar a su numeroso público a través de la chispa que anduvo cerca de sorprender a Chile y Holanda, las supervivientes de la criba del grupo B. Sin embargo, ese ímpetu, combinado con el débil estado anímico de España, no se tradujo en ocasiones. Del Bosque dispuso un once minado de novedades –sólo Alba, Ramos y Alonso han sido titulares en los tres choques de liguilla– y a pesar del cambio de caras el espíritu diésel siguió vigente. Así, hasta mediada la primera parte la hinchada no vio la primera ocasión clara del encuentro. La tuvo Jordi Alba, que al tercer día por fin decidió correr por su banda. El lateral del Barcelona recogió un oportuno pase de tacón de Villa y disparó sin oposición ante Ryan; fuerte pero centrado, relativamente fácil para el guardameta 'aussie'.
Esa acción despertó cierta autoestima en el combinado nacional, que empezó a circular al son de Iniesta y Koke, una dupla de creativos cuando menos ilusionante. El temple de uno y el nervio del otro mezclaron bien desde el primer aviso español. En ese momento reculó Australia, consciente de repente de que el talento de su deprimido rival podía condenarla a volver a casa como colista de la primera fase. Así, en el minuto 36, Iniesta filtró un magnífico pase vertical para la llegada de Juanfran por la derecha. El carrilero del Atlético controló, oteó el área chica y vio a Villa, admirado compañero, que culminó la jugada con su célebre facilidad para la definición. De tacón, el punta asturiano anotó el primer gol de jugada de España en el Mundial y alcanzó, en su despedida, nada menos que los 59 tantos como máximo goleador de la historia de la selección. Villa, a diferencia de Xavi, sí que pudo dulcificar la imagen de su última experiencia como internacional.
La segunda parte, igual que la primera, volvió a tener dos fases. Durante el primer tramo, con más intención que ocasiones, Australia buscó el empate pero se quedó por el camino, condicionada por la naturaleza de un partido que terminó dándosele mejor al equipo con más calidad en sus filas. Y para muestra el lance que sentenció el asunto, otro destello impagable de un Iniesta que rompió la línea australiana con una entrega que Fernando Torres cruzó con pausa ante la salida de Ryan. Precisamente, los dos protagonistas del 2-0 forman parte de esa generación –tienen 30 años– que salvo sorpresa ejercerá de bisagra en la transición que le espera al equipo español. Pero todavía más jóvenes son los artífices que forjaron el tercer tanto, ya con Australia entregada. Fábregas, especialista de la asistencia, sirvió por encima de la defensa para Mata, que bajó el balón con calidad y definió por bajo a Ryan. Como consuelo, el adiós a Brasil dejó pruebas de un futuro menos incierto de lo que parece.
