El himno entonado «a capela», que para muchos fue una de las armas decisivas para la conquista de la Copa Confederaciones del año pasado, fue vuelto a utilizar por el público brasileño poco antes del inicio del duelo entre Brasil y Croacia, que inauguró el Mundial de fútbol de 2014.
Tal como ocurrió en 2013, las estructuras de la Arena Corinthians temblaron cuando la hinchada verdeamarilla —que conformaba la abrumadora mayoría del público de 62.000 personas— siguió cantando su himno después de que los altavoces cesaran de transmitirlo, respetando el límite de 90 segundos por himno fijado por la FIFA.
El entusiasmo del público fue compartido por el técnico Luiz Felipe Scolari y por sus pupilos, que cantaron con pasión hasta el último verso del himno adoptado en 1822, luego de que Brasil se volviera un país independiente de Portugal.
