Los malos hábitos al aparcar que están destrozando tu coche sin que lo sepas

El núcleo de este sistema, el conjunto de engranajes planetarios en las transmisiones automáticas, el conjunto de embrague en las manuales, o el sistema de poleas en las CVT, está diseñado con precisión para un funcionamiento suave bajo condiciones de conducción normales. Sin embargo, esta ingeniería precisa hace que el sistema sea vulnerable a un manejo brusco. Son muy sensibles y requieren un manejo meticuloso para un rendimiento óptimo.

Dominic Wyatt, experto en motor de la International Drivers Association, declara que «cada conductor necesita entender que la manera en que manejan su coche, incluso cuando está aparcado, puede tener un efecto significativo en su estado».

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Tus hábitos de aparcamiento podrían estar causando un desgaste importante en la transmisión de tu coche sin que te des cuenta. Por ejemplo, no usar el freno de mano, comúnmente conocido como el freno electrónico, podría poner a todo tu coche en riesgo potencial.

Cuando aparcas en una pendiente sin usar el freno electrónico, todo el peso de tu vehículo recae sobre un solo componente conocido como trinquete de estacionamiento, un pequeño pasador de metal en tu sistema de transmisión. Esta práctica habitual de estrés excesivo puede llevar al desgaste del trinquete o incluso a una falla catastrófica en el peor de los casos. Un estudio de la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA) indica que el uso incorrecto del freno de mano ha sido la causa de más de 2.000 incidentes al año.

Otros hábitos perjudiciales son pasar rápidamente al modo P. Esta acción obliga a la transmisión a absorber el impulso del vehículo de manera abrupta, poniendo un estrés innecesario en el trinquete de estacionamiento.

Frenar tu coche de manera brusca antes de aparcar también pone una gran tensión en las pastillas de freno y en los neumáticos. El sistema de frenos y los neumáticos soportan el impacto de este frenado abrupto. Con el tiempo, esto los desgasta, aumentando la posibilidad de que el coche falle.

Si acostumbras a aparcar en una pendiente sin usar el freno de mano, el estrés puede dañar el sistema de transmisión de tu vehículo. Esto se debe a que, desde esta posición, tu coche intenta moverse continuamente debido a la gravedad, ejerciendo una presión constante sobre los componentes de la transmisión.

Asimismo, si no revisas y ajustas regularmente la presión de tus neumáticos, puede producirse una distribución desigual del peso cuando aparcas. Esto puede provocar un mayor desgaste en ciertos neumáticos con el tiempo, lo que puede llevar a un fallo potencial.