Reglas básicas para la compra de un vehículo clásico

Es habitual en las charlas con aficionados escuchar expresiones como «aquella línea de carrocería, cómo sonaba el motor, ese interior insuperable o el olor a cuero», y es que en el coleccionismo automovilístico , todos los sentidos quedan impregnados de esos momentos que el aficionado hace realidad en cuanto le es posible. Existen también aficionados tardíos , «envenenados» normalmente por los definidos anteriormente y que descubren este maravilloso mundo como forma de ocio y de recuperar aquellas sensaciones dormidas que siempre estuvieron en su subconsciente.

Por último podríamos definir un tercer tipo compuesto por aquellos que gustándoles o no especialmente los vehículos clásicos como objetos de colección, siempre plantean su adquisición buscando una rentabilidad económica , siendo su uso o disfrute secundario en su lista de prioridades.

Definidos los tipos de usuarios básicos y teniendo en cuenta que no se trata de una clasificación absoluta, cerrada o estanca es habitual que me pregunten qué vehículos de colección comprar, cuáles mantendrán su valor o supondrán una buena inversión , aparte de qué aspectos técnicos revisar o a tener en cuenta a la hora de adquirirlo. Y es que, un vehículo clásico puede analizarse y peritarse hasta extremos difíciles de entender por el neófito.

A priori, por mi experiencia en Cochera , hay una serie de reglas básicas que trataré de exponer por su utilidad a la hora de adquirir un vehículo clásico o de colección y que sirven para todos los aficionados. La primera y quizás más importante , aunque no siempre obvia, es que ha de apasionarte e ilusionarte en algún sentido de los comentados anteriormente. Esto hace que todo lo demás carezca de importancia y que cualquier dificultad pueda enmascararse o relativizarse por el mero placer de poseer ese vehículo.

La segunda es que adquiramos, dentro de nuestras posibilidades, la mejor unidad disponible y la mejor documentada a nivel de historial de reparaciones y mantenimiento, incluso aunque su precio pueda estar en la parte alta de la horquilla del mercado. Esta regla es muy importante sobre todo si se trata de un vehículo de bajo valor de mercado donde habitualmente los gastos de restauración o reparación pueden superar de largo el valor de adquisición y suponer una auténtica decepción para el comprador que no la tuviera en cuenta a la hora de adquirirlo.

La tercera es que descartemos, cuando haya dónde elegir, todas aquellas unidades maltrechas o alteradas sustancialmente que presenten, por ejemplo, problemas graves de corrosión estructural de carrocería, accidentes visibles o mal reparados, elementos vitales cambiados o modificados como carrocería, motor, cambio, etc. que desvirtúen la originalidad del vehículo.

Y por último y no menos importante, elegir marcas o modelos en los que exista un mercado consolidado con amplia información técnica, profesionales especializados del recambio, reparación o restauración y clubes con los que compartir nuestra pasión.

Estas reglas podrían tender a infinito y tener muchos matices, pero su simple cumplimiento p uede evitar el 95% de los sinsabores de la adquisición de un vehículo clásico o de colección y es aplicable a todos los rangos de valor de mercado.

Adicionalmente, recomendaría confiar o adquirir el vehículo a un profesional acreditado que realice una buena peritación/descripción del vehículo de nuestro interés, siendo otra opción acudir al mercado de la compra-venta entre particulares pero no sin antes documentarse a través de un club especialista, grupo o foro de la marca en la que se está interesado. Estos usuarios suelen disfrutar de un alto conocimiento de la marca o del modelo concreto prestando su conocimiento sin más querencia que compartir su pasión. La información previa y el estudio del modelo, es siempre relevante para estar seguro de lo que se está comprando y qué unidad buscar.

Queda por último la opción irracional de no hacer caso en absoluto de las recomendaciones que he tratado de exponer dado que yo mismo he realizado adquisiciones, que incumplieron todas ellas, excepto una, la pasión y la ilusión que todo lo puede a la hora de recuperar y disfrutar de nuestros sueños y aficiones. Suerte con la compra.