Recorremos Tokio a bordo de un coche autónomo

A bordo de un Infiniti Q 50 dotado con la próxima generación de la tecnología ProPILOT de Nissan hemos comprobado como ya es posible introducir un destino en el navegador del coche y comprobar cómo el solo se desenvuelve con total soltura en el tráfico, llevándonos sin pérdidas a nuestro destino.

En esta ocasión hemos realizado un recorrido «point to point», en el que el punto de partida y de llegada era el mismo . Iniciando nuestro viaje en una zona urbana en los alrededores de Tokio, hemos podido comprobar cómo el vehículo, por sí solo, iniciaba la marcha, recorría la zona urbana parándose en los semáforos, internándose en los cruces sin problema, deneniéndose en un paso de cebra si detectaba la presencia de un peatón, cambiando de carril, y accediendo a la autopista.

En esta ocasión a los mandos del vehículo se encontraba un ingeniero de Nissan , que en todo momento supervisó las maniobras del vehículo. En el interior del coche la sensación se puede calificar como mínimo de «extraña», ya que, posiblemente hasta que nos adaptemos a este tipo de tecnología, viajando como pasajero se nota cierta «inseguridad», al ver cómo el vehículo evoluciona entre el tráfico sin que el conductor toque ningún tipo de mando. En la práctica, el coche es «muy prudente» , ya que la normativa obliga a respetar escrupulosamente todas las señales y normas de tráfico. Esto quiere decir que, por ejemplo, si vamos detrás de un camión a 58 km/h y el límite de la vía es de 60 km/h, el coche autónomo no va a realizar una maniobra de adelantamiento, porque eso supondría superar en algún momento la velocidad máxima de la vía.

Y así lo pudimos comprobar durante la prueba de conducción, lo que generó cierto «aburrimiento», ya que de ir el coche pilotado por un humano, con toda probabilidad hubiéramos efectuado un adelantamiento. Aunque ese «aburrimiento» es relativo , ya que al haber elegido el modo autónomo de conducción seguramente estaríamos leyendo un libro o revisando un informe durante el trayecto, es decir, que ni nos habríamos percatado de la presencia del camión.

En la práctica, tan solo tuvimos un pequeño «susto», al acceder a la autopista y acercarnos «demasiado» a la caseta del peaje. El ingeniero rápidamente tomó los mandos del coche girando el volante, aunque de no haber variado la trayectoria es posible que no hubiésemos rozado la caseta . Pero siempre nos quedará la duda. Evidentemente, se trata de un prototipo y hasta la puesta en marcha «real» de este tipo de sistemas de conducción autónoma quedan muchos parámetros que se pueden corregir y mejorar.

La tecnología ProPILOT permite al vehículo funcionar de manera completamente autónoma en vías urbanas y autopistas, desde el momento que el conductor selecciona un destino en el sistema de navegación, hasta la llegada.

La inteligencia artificial del prototipo usa información recogida por 12 sónares, 12 cámaras, radares de ondas de nueve milímetros, seis escáneres láser y un mapa de alta definición para analizar escenarios complejos en tiempo real y circular suavemente en condiciones urbanas difíciles, como pueden ser atravesar cruces abarrotados. Estas actualizaciones de hardware, junto con las mejoras de software, garantizan maniobras suaves cuando el vehículo se encuentra con obstáculos en la carretera, lo que se traduce en una sensación de conducción similar a la humana que aporta tranquilidad a los pasajeros.

Según ha declaradoTakao Asami, vicepresidente sénior de Nissan a cargo de la investigación y la ingeniería avanzada este prototipo con ProPILOT de próxima generación «demuestra la tecnología que se usará en el mundo real a partir de 2020».