DKW, en las raíces de Audi
En España, salvo para los lectores más veteranos que asocian este nombre a unas petardeantes (por su motor de dos tiempos) furgonetas de los años cincuenta y principios de los sesenta, o a unas antiguas motos procedentes de la Guerra Civil, la marca DKW resulta bastante desconocida. Y sin embargo está en las raíces de una actual firma de automóviles de prestigio
Santiago de Garnica Cortezo
DKW puede ser el acrónimo de «Dampf-Kratwagen» (Automóvil de Vapor), «Des Knaben Wunsch» (Sueño de un Joven) o «Das Kleine Wunder» (Pequeña Maravilla). Esta triple respuesta tiene su explicación.
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Rasmussen había estudiado ingeniería en Mittweida y Zwickau, antes de establecerse en Chemnitz, en el ... año 1904, y fundar junto a un socio, la compañía «Rasmussen¬Ertz. En octubre de 1906, Rasmussen compra una empresa textil en Zschopau y un terreno en el cercano valle de Dischau a donde traslada la compañía unos meses después. El 13 de abril de 1907, inscribe la empresa en el registro mercantil con él como único propietario.
La actividad de la compañía se describe como fabricación de maquinaria, productos metálicos y sus accesorios. En concreto se trata de válvulas para calderas de vapor, así como aparatos de encendido y máquinas para pelar y limpiar vegetales.
Hacía 1909, la compañía ofrece sistemas de recuperación de vapor, equipos para limpieza de telas, centrifugadores de aceites, cebadores de calderas y sistemas para instalaciones de vapor. Todo ello indica un cierto grado de especialización en la tecnología del vapor.
Ensayos con motores de vapor
En el año 1916, Rasmussen trabaja en el proyecto de un coche de vapor para hacer frente a las carencias de combustible. Para ello, contrata los servicios de un ingeniero llamado Mathiessen, con gran experiencia en el diseño de vehículos de vapor en los Estados Unidos, antes de la I Guerra Mundial. Mathiessen diseñaría primero un camión y luego un turismo.
Pero los trabajos no tendrían éxito pues la cantidad de agua que se podía transportar en los vehículos se consumía rápidamente. Así que interrumpen este proyecto al final de la guerra.
«Des Knaben Wunsch» es el nombre atribuido a un pequeño motor de juguete que concibe en 1919. Y en cuanto a «Das Kleine Wunder», hace referencia a un motor de dos tiempos destinado a las bicicletas, y que abre el camino a la fabricación de una verdadera moto en el año 1924.
Y esta moto, es un verdadero éxito: en menos de cinco años, DKW es el mayor fabricante de motos del mundo, a lo que no es ajeno sus éxitos en competición.
El P1 de 1928, el primer coche de DKW
Pero el automóvil sigue siendo una asignatura pendiente para Rasmussen. Así, en 1928, presenta el P15, un coche de propulsión trasera movido por un motor dos tiempos, de moto. Y ese mismo año, compra una pequeña marca en una situación económica comprometida. Se llama Audi…
Y en 1931 saca el F1 (La «F» por Frontantrieb), un tracción delantera, como indica su nombre. Así, tres años antes de que Citroën saque su Traction, DKW ya fabrica en serie un coche con motor y tracción delantera, arquitectura que será una constante en todos sus modelos hasta 1966, cuando desaparece la marca. Por cierto, que estos motores serán, hasta ese final, de dos tiempos.
Pero volvamos atrás. En 1932 la crisis financiera acaba con varias marcas. Las que quieren sobrevivir, deben reagruparse. Así nace Auto Unión, que reúne a Horch, Wanderer, DKW y Audi, atribuyendo a cada marca un segmento: para DKW, el de los pequeños automóviles y las motos.
En medio de los años 30, cuatro mil ochocientos coches salen cada mes de las cadenas. Pero los tambores de guerra ya se escuchan, y en 1939 la producción se orientará hacia vehículos militares.
En 1945, al finalizar la II Guerra Mundial, la sede de Auto Union en Chemnitz, ha quedado en el lado oriental, bajo control ruso. Pero los dirigentes del grupo están en la parte oeste, e intentan relanzar la marca DKW en Ingolstadt.
El emblemático Meisterklasse
Al principio, en una Baviera devastada por el conflicto bélico, la producción se centra en piezas de recambio para los automóviles que aún circulan. Pero poco a poco la idea de fabricar un nuevo coche toma forma, primero un vehículo de carga, pero luego ya una berlina, el emblemático F89 P Meisterklasse. El problema es que la fábrica original situada en la zona soviética, sigue activa. Así en la República Democrática de Alemania surge el IFA F9, inspirado de forma evidente en el F89 P. La IFA se convertirá luego en MZ, centrándose en la producción de motos.
Hablando de inspiración, el motor de dos tiempos DKW (en buena parte obra del ingeniero Adolf Schnürle) servirá de punto de partida a varias marcas en la posguerra: Saab, Trabant o incluso Yamaha.
Sonderklasse, tres que valían como seis
En 1953, la Sonderklasse estrena un tres cilindros de dos tiempos. Es bautizado como «3=6», ya que se quiere trasmitir la ide de que ofrece prestaciones equivalentes a un seis cilindros de cuatro tiempos. Si bien es algo optimista, la verdad es que este 900 cc de 34 CV de potencia permitía al Sonderklasse unas prestaciones superiores al Volkswagen Escarabajo de la época. El Sonderklasse resultaba muy atractivo en cuanto a aspecto, mecánica y comportamiento, pero su precio de 6000 marcos en la Alemania de Konrad Adenauer resultaba bastante elevado para la mayoría de los compradores.
El 4x4 Munga
En 1956, DKW concibe el célebre Munga. Como su nombre completo indicaba, Mehrzweck Universal Geländewagen mit Allradantrieb» o vehículo 4x4 todoterreno para usos múltiples, se trataba de un 4x4, con motor dos tiempos, por supuesto, concebido para el ejército. Será todo un éxito pues cuando cesa su producción en 1968, han salido de las cadenas nada menos que 46.000 unidades.
El Plan Marshall y la capacidad de trabajo de la población, hace posible el milagro económico que lleva a la República Federal de Alemania (RFA) hasta convertirse a finales de los años cincuenta y principios de los sesenta, en la gran potencia mundial que conocemos.
En el año 1959, Mercedes toma el control de DKW. El Junior F10, más práctico y menos caro que los modelos precedentes, cautiva a las familias, mientras que el coupé 1000 SP resulta muy atractivo con su línea inspirada en el Ford Thunderbird. Gracias al Junior F10, 1962 será el mejor año de ventas para DKW desde el final de la guerra.
En el año 1965, Mercedes toma la decisión de vender sus acciones de DKW a Volkswagen, con un proyecto en estudio, el F 102. Pero VW no ama nada los motores de dos tiempos y quiere un cuatro tiempos. Además, como considera que la marca DKW está asociada a estos motores, decide rebautizar el proyecto como Audi 60 (por 60 CV), que le viene muy bien a la firma de Wolfsburg, que aún no es un gran grupo y que está centrada en la producción del Escarabajo. De esta forma desaparece del panorama comercial la marca DKW mientras que se pone en marcha la historia de la actual Audi, aquella que, en su día, salvó Rasmussen, el padre de los DKW.
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