Así han evolucionado los salpicaderos a lo largo de los años

Con la llegada de los primeros coches, se instaló en ellos, frente al puesto de mando, un tablero vertical que protegía las piernas y parte del tronco del conductor. Y como el invento seguía sirviendo para lo mismo que el «salpicadero» de los coches de caballos, en nuestro país heredó el mismo nombre.

Su evolución ha sido importante a lo largo de los años. Si bien el primer «coche» de la historia, el Mercedes de 1886, tan solo contaba con una especie de timón que hacía las veces de volante , poco a poco se fueron incorporando elementos importantes para facilitar en todo momento información al conductor.

Uno de los vehículos que revolucionaron sin duda el mundo e la automoción fue el Ford T, e l primer coche producido en cadena , en el año 1912. En su salpicadero no encontramos ni manecillas par los intermitentes, ni mandos para la calefacción, y casi ni relojes. Tan solo un tacómetro para indicar la velocidad y el total de kilómetros recorridos, y un reloj indicador de la carga de batería.

Tenemos que trasladarnos hasta 1937 para ver la evolución de los salpicaderos. Así, el Chrisler Imperial ya nos encontramos con dos grandes ventanas rectangulares cubiertas con un cristal. En una de ellas está el velocímetro, y en la otra cuatro indicadores presión del motor, temperatura, litros de combustible y carga de batería.

Uno de los vehículos que forman parte de la historia de España es el Seat 600 . En este coche también comprobamos la evolución de los salpicaderos, ya que en el modelo, de los años 60 y 70, ya nos encontramos con tres indicadores luminosos (luces largas, intermitentes y starter), seguido del reloj indicador de la velocidad y combustible, interruptores para accionar las luces, reloj de temperatura, luz del cuadro y limpia parabrisas.

Ya en la década de los ochenta, Citroën apostó por una serie de salpicaderos muy originales, presididos por un volante de un solo radio, como el del CX . Los botones e indicadores son un tanto peculiares , ya que la firma francesa apuesta por una serie de tambores con cifras que rotan, y unos pulsadores con forma de tecla situados en unos «satélites» que sobresalen bajo el volante. En una columna que sirve de separación entre las dos plazas delanteras se sitúan los aireadores, mandos de la calefacción, cenicero y radio cassette.

Ya en la década de los noventa podemos tomar como ejemplo el salpicadero del Ford Focus. Se trata de una configuración más «convencional», con los indicadores de revoluciones y velocidad en sendos relojes tras el volante. Un reloj más pequeño nos indica el nivel de combustible . A su derecha, junto a la salida de aire acondicionado y calefacción, un reloj analógico que nos da la hora. En un plano inmediatamente inferior se sitúan los mandos de la climatización, y un sistema de audio integrado en l consola, con reproductor de «compact disc».

En los modelos más actuales, como por ejemplo el Renault Talisman, cada vez se eliminan más botones. Estos son sustituidos por pantallas táctiles, que se utilizan de forma similar a un móvil . Además, el «smartphone» se puede conectar a su vez al coche y, a través de la pantalla tipo «tablet», se puede acceder a sus aplicaciones.

Lo más reciente en cuanto a la evolución de los salpicaderos es la propuesta de Nissan, mostrada en la última edición del Salón del Automóvil de Tokio durante el pasado mes de noviembre en el prototipo IMx. El vehículo incorpora la futura versión de la tecnología «ProPILOT» , que ofrece una conducción totalmente autónoma. Al seleccionar el modo de conducción ProPILOT, el sistema pliega el volante dentro del salpicadero y reclina todos los asientos, por lo que el conductor dispone de más espacio y los ocupantes pueden relajarse y disfrutar de su trayecto. Al seleccionar el modo de conducción Manual, el vehículo devuelve el volante y los asientos a su posición original, devolviendo el control al conductor.

El panel de instrumentos OLED panorámico del coche transmite una vista del entorno exterior . Una pantalla separada, con diseño de vetas de madera, situada debajo del panel de instrumentos y que se extiende hasta la tapicería interior de las puertas. La inteligencia artificial permite al conductor controlar el panel de instrumentos con el movimiento de los ojos y los gestos manuales. La interfaz intuitiva se traduce en menos controles e interruptores físicos, por lo que el habitáculo del IMx es más simple pero eficiente, lo que se suma a su máximo confort.

Una vez sentados al volante del simulador de conducción presente en el Salón de Tokio , henos podido comprobar cómo en el «salpicadero del futuro» van a desaparecer prácticamente todos los botones y relojes a los que en la actualidad estamos habituados. Todo ello se sustituye por unas pantallas táctiles que el conductor puede configurar a su gusto, por ejemplo, eligiendo hasta el tamaño, la posición o el color del velocímetro o el cuenta revoluciones. El propio parabrisas del coche se convierte también en una fuente de información importante. En él se proyectan las señales de tráfico, la presencia de radares, nos indica, mediante radares y cámaras situadas en el exterior del coche, si detecta algún obstáculo, peatón o vehículo cercano, e incluso se convierte en una pantalla multimedia en la que se podrá ver una película o las páginas de un libro mientras se conduce en modo autónomo.