poster Vídeo
BMW

Cada curva del Jarama es un homenaje a la historia del motor

El circuito madrileño cumple 50 años en plena forma y con un importante plan de modernización en marcha

MADRID Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

Aunque alejado, al menos por ahora, de la máxima competición, el Jarama sigue siendo todavía un templo para exprimir todo lo que lleve ruedas. Con el objetivo de mantenerlo plenamente operativo, el RACE está ejecutando unas profundas obras de mejora, que afectarán a todo el circuito salvo al trazado, de 12 metros de ancho. La primera fase, en la que se modernizó la torre de control y la zona adyacente, conocida como «paddock club», se terminó en octubre de 2015. En la segunda se harán modificaciones en la tribuna, que se ampliará cien metros, y en la última, que terminará en 2021, se construirá un museo de coches fabricados en España. Todo ello, «sin endeudamiento y sin solicitar crédito», como explica con orgullo el presidente del RACE, Carmelo Sanz de Barros.

Como en otros circuitos, cada curva del Jarama es un homenaje a la historia del motor. Le Mans homenajea a la histórica carrera de resistencia que se celebra en Sarthe (Francia), mientras que Ascari recuerda al mítico piloto italiano fallecido en el circuito de Monza, que da nombre a otro tramo del trazado. Asimismo Fangio homenajea al automovilista argentino Juan Manuel Fangio e igualmente Varzi, Nuvolari o Bugatti recuerdan a pilotos desaparecidos. Pegaso, por su parte, como se conoce a la rampa posterior a la curva Ascari, homenajea a la histórica marca española de camiones y automóviles.

J. DE VELASCO
J. DE VELASCO

Después de cincuenta años, la pista continúa albergando múltiples actividades, en una muestra más del empeño del Club por mantener esa importante labor de difusión de este deporte. Aunque para muchos el haber superado esta edad no signifique más que un mero aniversario, lo cierto es que hace algo más de cinco décadas era poco menos que impensable que en España pudiera existir un pista permanente de velocidad de las excelentes características que iba a tener el Jarama. Hasta ese momento, las carreras deportivas en España se habían llevado a cabo en improvisados circuitos que aprovechaban los trazados de las carreteras y calles de uso público.

Fue la celebración en 1903 de la carrera París-Madrid, el desencadenante para que se procediese a la fundación del Club. Por eso, la inauguración oficial del circuito del Jarama, en 1967, supuso un hito trascendental en la ya larga historia del RACE. España estaba en pleno proceso de motorización. El Seat 600, lanzado seis años antes y a la venta hasta 1973, estaba suponiendo una auténtica revolución.

Era un coche accesible y versátil, perfecto para el día a día de un país que ya había superando la posguerra y se adentraba en una época de expansión. El automóvil era entonces más una herramienta o un transporte de lujo que un objeto merecedor de afición o, incluso, de pasión. Con intención de cambiar esta percepción, el RACE decidió construir un circuito de velocidad, el primero en España, en un terreno árido repleto de matojos en San Sebastián de los Reyes (Madrid).

Sandro Rocci fue el encargado de las obras de construcción del futuro circuito, siendo los arquitectos Rodríguez Riveiro y Domínguez Aguado a quienes se les encomendó la labor de construcción de las tribunas y los boxes, y a John Hugenholtz, profundo conocedor de este tipo de instalaciones que contaba con la experiencia de haber diseñado los autódromos de Zanwoort en Holanda, de Suzuka en Japón y de otros en Norteamérica, para recabar información técnica sobre una obra de ingeniería de la que en España había un total desconocimiento. Hugenholtz vino a nuestro país y visitó las cuarenta y seis hectáreas reservadas para el circuito, a las que calificó como ideales para la realización de este proyecto.

Los primeros trabajos de explanación pudieron llevarse a cabo a lo largo de 1964. La pista tenía una longitud real de 3.432 metros, aunque lo homologado por la FIA fue de 3.404 metros, correspondiendo esta medición al trazado que realizaban los coches en la carrera. Las numerosas curvas de que consta el Jarama hacían de él un circuito muy técnico, aunque lo amplio de su calzada, nueve metros, permitía su negociación en muy buenas condiciones. Para su construcción fueron necesarios más de dos millones de kilos de cemento y cuatro mil metros cúbicos de grava. El firme se estabilizó con una primera capa de cemento de un espesor de 15 centímetros, sobre la que se superpusieron diferentes capas de hormigón asfáltico, la última de ellas, llamada de rodadura, tenía una grava más fina que las anteriores. El resultado final fue una superficie excelente para la disputa de cualquier competición deportiva.

A pesar de que las importantes lluvias caídas durante el invierno de 1965 y la primavera del año siguiente retrasaron el ritmo normal de las obras, en los últimos días de 1966 tuvo lugar una primera toma de contacto de los deportistas españoles con el nuevo circuito. El propio Alessandro Rocci sería el encargado de cortar la cinta de inauguración el 1 de julio de 1967.

Comenzaba la edad de oro de este «monumento al deporte del motor», como lo califica Ramón Roca Maseda, autor de «El automóvil en la historia de España». En su trazado, entonces de 3.432 metros -aunque lo homologado por la FIA fue de 3.404- y hoy de 3.850, se han celebrado competiciones de todas las categorías, desde Fórmula 1, 2, 3 y 3000, hasta campeonatos del mundo, de Europa y de España de motociclismo, automovilismo, de turismos y de camiones. También se ha convertido en un lugar idóneo para presentaciones de vehículos, cursos de conducción y reuniones de clásicos, como la que se celebró el pasado mes de marzo, cuando ocho monoplazas de los 70 y 80 compitieron en un trazado que la F1 abandonó en 1981 por motivos técnicos y de seguridad. Pasó entonces el testigo a la nueva generación de autódromos, adaptados a la normativa internacional, como los de Montmeló y Jerez. Para el recuerdo quedaron carreras como la de Gilles Villeneuve y su Ferrari 126 (1981), aún remememorada con emoción por los que pudieron verla.

Ver los comentarios