MX-30, un eléctrico diferente con guiños a la historia de Mazda

Está impulsado por un motor síncrono, denominado e-Skyactiv, de 105 kW, 140CV , que ofrece un par máximo de 265 Nm y entregado siempre a las ruedas delanteras. Repartido sobre el piso se encuentra una batería de iones de litio de 35.5 kWh de celdas prismáticas, que funciona a un voltaje de 355V. Podrá recargarse en tomas de corriente alterna de hasta 6,6 kW; o en cargadores rápidos, mediante el estándar europeo CCS Combo.

A la espera de las homologaciones definitivas, la batería rondará los 200 kilómetros con una sola carga. Más que suficiente, según Mazda, para cubrir la inmensa mayoría de desplazamientos en coche -de media no suelen superar los 40 kilómetros- sin recurrir a baterías mucho más grandes y, por tanto, costosas. De hecho, el planteamiento es que el MX-30 sea asequible, con un precio de prerreserva en Alemania de 33.900 euros, que en España sería inferior. Para quién necesite más, más adelante se comercializará una versión con autonomía extendida mediante un motor rotativo, en emblema histórico de Mazda y un pequeño depósito de gasolina. En una siguiente fase, este motor podría adaptarse para trabajar con gas o incluso con hidrógeno.

Su estética es algo particular, marcada, como en los recientes lanzamientos de la Mazda, como el compacto Mazda3 o el todocamino CX-30, por unas líneas sencillas, pero diferenciada en numerosos detalles; por ejemplo, en la ausencia de la parrilla alada habitual de los modelos de la marca. Al no necesitar refrigeración, ésta es en el MX-30 mucho más pequeña. Igualmente resalta la franja negra que recorre el vehículo a modo de talonera, paso de rueda y paragolpes. En el interior también domina la simplicidad . Un panel táctil de siete pulgadas permite manejar la climatización, además de saludar al conductor con un gráfico que se adapta a la hora del día y a las condiciones del exterior.

Destaca, a primera vista, su gran habitabilidad para lo contenido de sus dimensiones. Aunque prácticamente mide lo mismo que un CX-30, el espacio interior es notablemente mayor. Se trata de una percepción reforzada por las puertas traseras de apertura inversa y la ausencia de pilar B, posible gracias al extra de rigidez torsional (en torno al 15%) que permite la jaula de la batería.

Las puertas traseras de apertura inversa, o freestyle, se inspiran en el icónico deportivo RX-8 y permiten aprovechar al máximo el espacio interior del vehículo, al facilitar tanto el acceso como la colocación de objetos, como sillitas de bebé. Están montadas sobre unas bisagras específicamente diseñadas, que permiten que las puertas delanteras se abran 82° y las traseras, 80°.

Una serie de detalles de diseño, como unos estribos laterales o un asa lateral en la moldura de la puerta trasera, facilitan acceder o abandonar esta segunda fila de asientos, con un diseño que recuerda al de un un sofá. Además, los asientos delanteros están equipados con un mecanismo de ampliación del espacio que, con un toque, abate hacia adelante el respaldo y desliza el asiento hacia el salpicadero.

En las plazas delanteras, por su parte, la consola central flotante , conectada solo al salpicadero, también contribuye a la sensación general de amplitud, al mismo tiempo que permite aprovechar el espacio inferior como almacenamiento. La consola alberga, en una posición más adelantada que en el CX-30, el mando giratorio HMI, que permite interactuar con el sistema de infoentretenimiento, y la palanca de cambio, idéntica por otro lado a la que se suele encontrar en un modelo de combustión, a diferencia de otros fabricantes que han optado por botoneras.

Al tratarse de un vehículo eléctrico y, por tanto, de enfoque sostenible, Mazda ha empleado por utilizar materiales ecológicos, como botellas de plástico recicladas para las molduras superiores de las puertas, integradas en un material de tacto blando, que parece tener aire en su interior. También se ha utilizado corcho natural para la bandeja de la consola, lo que supone un nuevo guiño a los orígenes de la compañía, establecida en 1920 como Toyo Cork Kogyo para la recolección y tratamiento de este material, obtenido al descortezar los alcornoques, sin necesidad de talarlos. Para garantizar su durabilidad, la marca ha desarrollado un recubrimiento específico de alta resistencia y una nueva técnica de procesamiento. En cuanto al maletero, el único dato oficial es que cuenta con una boca de acceso con 115 centímetros de anchura, y suficiente capacidad de carga para alojar hasta cuatro maletas.

De serie, el MX-30 contará con dos puertos USB de2,5A y una toma de 12V en la consola frontal, para cargar el teléfono móvil u otros dispositivos de mano. Una segunda toma en el maletero, de corriente alterna a 220W, facilitará cargar ordenadores portátiles o patinetes eléctricos.

La batería está protegida por una estructura de anillos que completa la ya empleada, para conectar el chasis y el habitáculo de manera óptima, en el Mazda 3. El esquema profundiza en la denominada filosofía estructural Skyactiv-Vehicle, que permite absorber y repartir mejor las fuerzas recibidas gracias al diseño de la carrocería. Una filosofía que se complementa con un sistema G-Vectoring Control (GVC) Plus gracias a que el motor eléctrico permite un reparto del par aún más eficaz. Este sistema de Mazda, presentado en 2017 y empleado en modelos como el Mazda3 o el CX-5, se caracteriza por ofrecer una conducción más suave y natural. En el caso del nuevo modelo su efectividad será mayor, gracias a que el motor eléctrico permite un reparto del par más perfecto, ofreciendo aún más aplomo.

En una breve toma de contacto en Overursel, Fráncfort, junto al centro técnico de la marca, con el prototipo e-TPV, que avanzaba a grandes líneas la dinámica del MX-30, este demostró un gran aplomo, gracias también al reparto de peso y al bajo centro de gravedad por causa de las baterías.

En marcha, el e-TPV demostró un comportamiento diferente al de otros eléctricos, muy natural y menos agresivo, y muy similar al de un automóvil de combustión. Según Mazda, el MX-30 emplea un sistema denominado pedal motor que controla la velocidad y el aplomo del vehículo en función de la aceleración o deceleración que aplica el conductor, ya que monitoriza la presión y velocidad con la que éste acciona el pedal. Cuando lo hace lentamente, la transición del par es gradual; mientras que si lo hace con rapidez, interpreta que quiere acelerán y ofrece una aceleración mayor. Este sistema también entra en funcionamiento al levantar el pie del acelerador.

Vinculado con el sistema anterior, Mazda ha desarrollado un sonido específico que suple la silenciosidad de los motores eléctricos. Este sonido, inspirado en el caudal de un río -se percibe más cuanta más agua lleva- permite hacerse una idea de la entrega de par del motor y de la velocidad a la que se circula sin necesidad de mirar el cuadro de instrumentación.

Al mismo tiempo, la marca ha optado por establecer por defecto un nivel de retención mínimo al levantar el pedal del acelerador, lo que resulta también confortable para conductor y pasajeros al reducir los tirones, penalizando a cambio el aprovechamiento energético. Unas levas en el volante permitirán alternar entre varios niveles.