Anfac urge a acelerar el Plan Auto 2030 para no perder el tren de la electrificación
Recasens advierte que la cadena de valor del sector automovilístico español podría desaparecer si no se transiciona al vehículo eléctrico
El plan ambiciona consolidar a España como el segundo productor europeo elevando la fabricación a 27 millones de unidades electrificadas
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Iniciar sesiónLa industria automovilística española se enfrenta a un lustro de transformación histórica con la implantación del Plan Auto 2030. Este programa, presentado la semana pasada en colaboración con el Gobierno de España, tiene como principal objetivo asegurar la competitividad del sector y cimentar un ... crecimiento económico sin precedentes, según ha detallado la Asociación Nacional de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac).
El impacto económico proyectado por el Plan Auto 2030 es contundente: la patronal prevé que el sector genere un Valor Agregado Bruto (VAB) de 120.000 millones de euros para finales de la década, en 2030.
Esta cifra representa un crecimiento de más del 40% respecto a los 85.000 millones de euros que el sector aporta anualmente a la economía española en la actualidad.
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El presidente de Anfac, Josep María Recasens, enfatizó la magnitud del desafío y el riesgo inherente a la inacción. De no adoptar las medidas que el Plan Auto 2030 contempla, la patronal advierte que la parte de la producción, el segmento de oferta, caería, lo que se traduciría en un desplome del VAB del sector hasta los 78.000 millones de euros.
Este escenario negativo supondría una pérdida del 10% en la contribución económica total del sector. Recasens pronosticó que esto es una señal de alerta, porque si el mercado está virando al vehículo eléctrico, es importante que el sistema también sea capaz de transicionar a la misma velocidad que el mercado.
Para el presidente de Anfac «si no lo hacemos, toda la cadena de valor está en riesgo de desaparecer», lo que pone de manifiesto la crítica dependencia actual en la que más del 92% del VAB actual del sector automovilístico (cerca de 79.000 millones de euros) proviene directamente de la cadena de valor ligada a los vehículos de combustión interna.
Para capitalizar esta transformación y defender el segmento de producción, el Plan Auto 2030 está diseñado para movilizar una inversión total que oscilará entre 35.000 y 40.000 millones de euros a lo largo de sus cinco años de vigencia, es decir, entre 2026 y 2030.
Esta masiva inyección de capital provendrá de una combinación de fondos públicos y privados. El plan distribuye sus recursos y objetivos de manera estratégica, buscando no solo impulsar la fabricación, sino también incentivar otros aspectos vitales para la industria. Esto incluye el apoyo a la industria de componentes, que tiene un gran peso específico en España, y el impulso fundamental de la infraestructura de recarga.
A esta última se le destinará específicamente un 20% del presupuesto total del plan. Uno de los pilares del programa es la consolidación productiva de España a nivel continental. El plan ambiciona que el país mantenga su destacada posición como el segundo productor europeo de vehículos, elevando la cifra de unidades fabricadas en suelo nacional hasta los 2,7 millones.
Este incremento se daría frente a los 2,4 millones de registros que se contabilizan actualmente. La calidad del crecimiento es crucial: de esos 2,7 millones de vehículos, Anfac ha establecido que un 95% deberán ser unidades electrificadas. Este cambio radical en la composición de la producción subraya la necesidad de que el sistema transicione a la misma velocidad que el mercado europeo y la legislación, según la ex0plicación de la patronal de los fabricantes.
Adicionalmente, el Plan Auto 2030 pone el objetivo en el segmento de las ventas, buscando potenciar la movilidad y la capacidad del parque móvil a través de la infraestructura de recarga. También contempla la diversificación de la producción española, con la vista puesta en ampliar las exportaciones de vehículos a otros países más allá del ámbito europeo, una estrategia para reducir la dependencia de la actual debilidad del mercado continental.
En el ámbito laboral, el plan también persigue el mantenimiento de la fuerza laboral del sector, que actualmente emplea a 1,9 millones de personas en España. Otro desafío estructural que aborda el Plan Auto 2030 es la búsqueda de una mayor competitividad para el desarrollo de vehículos eléctricos.
Según Anfac, el plan debe lograr capitalizar las inversiones para reducir los costes de producción y tecnológicos, aspectos donde el sector español ya goza de una ventaja respecto a los países de su entorno. Esto se contrapone a la necesidad de mitigar los costes energéticos y de I+D, que se incrementan en comparación con la producción de vehículos de combustión interna.
La certidumbre regulatoria a nivel europeo será una variable clave en la ejecución del plan. El sector se mantiene expectante ante la posibilidad de que la Unión Europea flexibilice en las próximas semanas los objetivos de emisiones de CO2 y la limitación de la producción de vehículos de combustión interna fijada para el año 2035.
Al respecto, Recasens, también presidente de Renault Iberia, fue claro al decir que de momento asumimos los cometidos del Fit for 55. En caso de que haya nuevos ingredientes de flexibilidad, tendremos que adaptar el plan, pero la foto final no cambia, el camino es inequívoco.
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Finalmente, el responsable de Anfac concluyó con un mensaje de optimismo y pragmatismo, destacando que la transformación es una oportunidad histórica para atraer nuevas inversiones, independientemente del contexto político en España. Afirmó que «no se debe tomar el Plan Auto 2030 como una Biblia. Es un plan vivo y dinámico, que está abierto a cambiar y será revisado con todos los agentes implicados, para luego rematar que esto va de tecnología, no de ideología«. El Plan Auto 2030, por tanto, se presenta no solo como una hoja de ruta, sino como un mecanismo de adaptación constante para asegurar el futuro y el crecimiento del sector automovilístico español.
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