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Carlos Ghosn, el «costkiller» que reflotó a Nissan y a Renault con su salario en el punto de mira

Máximo responsable de la exitosa alianza entre ambos fabricantes y Mitsubishi, logró situarla en 2017 como primer fabricante mundial de vehículos. De ascendencia libanesa, se labró su reputación como directivo eficiente en Michelin Brasil, a la que llevó a beneficios tras una profunda restructuración y en plena crisis económica en el país sudamericano

U. M.

Carlos Ghosn nació en Porto-Velho, Brasil, pero el multiculturalismo ha definido su vida y su carrera profesional . Casado dos veces y con cuatro hijos, Ghosn, de ascendencia libanesa, regresó al país de sus padres con dos años, tras superar una enfermedad que casi acabó con su vida. Su país natal sería, no obstante, escenario de sus primeros éxitos profesionales, además de Francia y Japón.

A sus 64 años, acumula más de cuatro décadas de experiencia en el sector de la automoción. Tras estudiar ingeniería en la prestigiosa Escuela Politécnica de París, Ghosn entró en el fabricante de neumáticos Michelin en 1978. Tras dirigir la factoría francesa de Puy, fue nombrado responsable de Investigación y Desarrollo de Neumáticos industriales.

En su siguiente salto pasó a ocupar la dirección de Michelin en América del Sur, con sede en Brasil. En plena crisis económica logró reflotar una empresa en pérdidas, gracias a un proceso intensivo de reducción de costes que le labró el apodo de «le costkiller».

En 1996 inició su andadura en Renault, donde entró con el cargo de Director General Adjunto, responsable para Mercosur y delegado de Investigación, Ingeniería y Desarrollo del automóvil. Cuando el fabricante francés se hizo con el 35% de Nissan, en 1999, Ghosn fue nombrado Director General, y resultó aupado como presidente un año después . Al igual que en Michelin, el directivo pilotó un duro proceso de restructuración, que afectó a uno de cada siete empleos pero que en menos de dos años cambio las tornas de la compañía.

Mientras tanto, las sinergías entre Nissan y Renault se fueron fortaleciendo, hasta cristalizar en una alianza de la que fue elegido presidente en mayo de 2005. Un cargo que compatibilizó con también con el de presidente de Renault, desde 2009, en el cual preveía mantenerse hasta 2022.

En Renault, Ghosn se focalizó en desarrollar vehículos asequibles, algo que también trasladó al desarrollo de automóviles eléctricos. Precisamente su último gran acto público, previo a la inauguración del Salón del Automóvil de París del pasado septiembre, fue la presentación de un nuevo modelo eléctrico . En él aprovechó para glosar las virtudes que para él tenía Renault: «Liderazgo en vehículos eléctricos, saber hacer en materia de vehículos asequibles, y capacidad para establecer sólidas colaboraciones».

Bajo su mando, la Alianza Renault-Nissan, a la que en 2016 se unió Mitsubishi -fabricante que también preside Ghosn-, logró posicionarse en 2017 como primer fabricante mundial de vehículos ligeros, con más de diez millones de unidades vendidas. Actualmente Renault mantiene un 43% de las acciones de Nissan, mientras que el fabricante japonés tiene un 15% del galo.

En febrero del año pasado comenzó un lento proceso de retirada, al dejar la dirección general de Nissan en manos de Hiroto Saikawa, aunque conservando el puesto de presidente. Una posición que perderá este jueves, después de que Saikawa anunciara en rueda de prensa que será cesado. Por parte de Renault, el Consejo de Administración también ha anunciado una reunión de urgencia en la que se valorará las medidas a tomar.

Polémica salarial

Durante su carrera han sido varias las polémicas por lo abultado de sus emolumentos, que le han situado como el directivo mejor pagado de Japón. En ellas ha participado incluso Emmanuel Macron, actual presidente de Francia. Su etapa como ministro de Economía concidió con el rechazo, por parte de los accionistas de Renault, del salario propuesto para Ghosn en 2016. El Estado galo, que mantiene una participación del 15% en el fabricante, mostró su rechazo a través de sus dos miembros en el comité de dirección.

Este junio, los accionistas de Renault aprobaron retribuirle con 7,4 millones de euros por el ejercicio de 2017. Adicionalmente, recibirá otros 9,2 millones de euros por su desempeño en Nissan y Mitsubishi. Mientras tanto, la fiscalía japonesa le acusa, en base a una investigación interna de Nissan, de declarar menos ingresos de los que realmente habría recibido entre 2011 y 2015, lo que le habría permitido pagar menos impuestos. En concreto, aseguró haber sido retribuido con 5.000 millones de yenes (38,5 millones de euros), cuando la cifra real, según la cadena japones HNK, rondaría los 10.000.

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