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Alfa Romeo 4C, pasión por conducir
La firma de Arese tiene un plan de relanzamiento que demostrará al mundo que su espíritu se mantiene vivo. Así que no parece fuera de lugar que lo haga poniendo en el mercado un coche en el que su principal y casi único argumento sea la conducción en estado puro. Cuesta 50.341 euros.
f.del brio
Los periodistas del motor nos pasamos la vida valorando los aspectos prácticos y funcionales de los coches. Y en esas llega uno que prácticamente no tiene ninguno y nos bajamos de él con una satisfacción muy pocas veces obtenida. Simplemente hemos disfrutado conduciendo y eso ... que lo hemos hecho en una carretera bajo todas sus limitaciones de tráfico. Se trata del nuevo Alfa Romeo 4C , cuyo único argumento para adquirirlo, con 50.000 euros a mano, es sentir la verdadera pasión por conducir.
Por supuesto nunca será el único coche en el garaje a no ser que cuando necesites viajar con equipaje para más de 2 días o en compañía lo hagas en autobús, avión o en coche de alquiler, que por cierto no es una mala solución racional, sobre todo para compensar el capricho menos racional de poseer un 4C.
La verdad es que el 4C rebosa pasión. Comenzando por su imagen, que para ser el icono de la nueva Alfa no ha sido encargada a ningún acreditado diseñador de renombre, sino que surge del Centro Stile Alfa Romeo, y todas sus soluciones se han tomado con el único objetivo de obtener las mejores prestaciones y proporcionar el mayor placer de conducir.
Me permito volver a insistir, aquí no se trata simplemente de «me gusta conducir». Aquí hablamos de un paso más, de conducir y disfrutar de prestaciones, y de una forma de llegar a ellas de una forma muy distinta.
Veamos cifras. El 4C alcanza una máxima de 258 km/h y presenta una aceleración de 4,5 segundos de 0 a 100 km/h, importante pero que no indica su realidad si no decimos que este coche, con solo 940 kg con todos sus depósitos a tope, lleva un motor 4 cilindros 1.7 de 240 CV, lo que arroja una relación de 3,83 kg/CV, por debajo, por ejemplo de un Audi R8 de 430 CV y está considerado un súperdeportivo.
Además, estamos ante un «todo atrás», es decir, con el motor y caja de cambio a pocos cm de la espalda del conductor, junto a la propulsión. Si añadimos unas suspensiones propias de un coche de competición obtenemos un mejor encuadre para valorar de otro modo las prestaciones y que su conducción ofrezca satisfacciones al menos distintas de otros deportivos más potentes y caros.
Lo normal es que quien siente la pasión por la conducción también la sienta por la tecnología y en este apartado he de reconocer que hace tiempo que no prestaba tanta atención a la explicación sobre los pormenores de un coche, que en la sede de Fiat Auto nos ofrecía el responsable técnico de Alfa, Javier Abajo, a media docena de periodistas, de lo que en esta información solo podré plasmar un pequeño resumen.
Bastidor y motor
Dos son los pilares sobre los que se basan las cualidades del 4C: su carrocería, ligera y resistente, y las prestaciones del motor.
La primera está basada en un bastidor de fibra de carbono, como los Fórmula 1, de 65 kg, mecanizada en bolsa de vacío y polimerizada en una autoclave para obtener la máxima rigidez con el menor peso. Sobre este bastidor se atornillan otros 2 bastidores, delantero y trasero, de aluminio, y una barra antivuelco del último material y con soportes de acero de alta resistencia. El exterior es de fibra de vidrio, salvo los paragolpes, que son de poliuretano.
Solo para dar una idea de la resistencia del conjunto, en una prueba de choque lateral a 50 km/h únicamente se produce una rotura parcial de la estructura de la fibra de carbono, sin apenas deformación, que en una carrocería de acero se deformaría al interior en 30 cm.
El motor es un nuevo propulsor de gasolina de 1.750 cc turboalimentado que ofrece 240 CV, con la particularidad de que entre 2100 y 4000 revoluciones dispone del par máximo, de 350 Nm. Esto se consigue con la tecnología Scavenging que controla con extrema precisión el ángulo y cruce de las válvulas para generar un flujo de aire directo del colector de admisión al escape, produciendo una postcombustión en el último para que no decaigan las revoluciones del turbo cuando al ahuecar el acelerador y contar así con potencia inmediata al volver a acelerar.
La propulsión (tracción trasera) se asocia a una caja automática de 6 velocidades y doble embrague en seco desarrollada y optimizada para este coche por Alfa. El coche no tiene palanca de cambio pues se controla por botones. Además dispone de un dispositivo DNA, que permite variar su «temperamento» en 3 posibilidades: Dynamic, Natural y All Weather, que en el C añaden un cuarto modo Race que incrementa sensaciones deportivas desactivando las ayudas electrónicas VDC y ASR y forzando una respuesta más rápida al acelerar, con el cambio en manual (a gestionar desde las levas del volante), minimizando las transiciones de marcha.
Por cierto, en cada modo cambia el color e información en el cuadro mandos y, por ejemplo, en Race muestra un cuadro de acelerómetro como el que vemos en las transmisiones televisivas de Fórmula 1.
Otra particularidad del 4C es su dirección, sin servoasistencia y con una relación de giro que permite abordar hasta el 90 por ciento de las curvas sin soltar las manos del volante. A su vez, los frenos de discos autoventilados permiten pararlo desde 100 km/h en solo 36 metros.
Por supuesto la fabricación del 4C es artesanal y de su producción se responsabiliza la planta de Maserati en Módena.
Inyección de adrenalina
Tras la explicación técnica pasamos a la prueba, que a todos se nos quedó corta, por el recorrido y las posibilidades que depara una carretera con sus restricciones. De cualquier modo los escasos km desde la sede de Fiat en Alcalá de Henares hasta al Alto del Gurugú fueron toda una experiencia e inyección de adrenalina que me hicieron rememorar muy antiguas sensaciones con coches tan ligeros y «todo atrás», en esta ocasión con más potencia y seguridad.
Una vez más insisto, si te apasiona conducir y puedes permitírtelo, este «juguete» no te defraudará, pero ten en cuenta que su único detalle funcional es un pequeño hueco tras el motor donde meter un trolley y, si vas acompañado, compartir equipaje, que tampoco es cosa mala...
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