Analizamos el Audi A3 Sportback con sus diésel más enérgicos

Con 4,31 metros de longitud, 1,78 de anchura, 1,43 metros de altura y un maletero más grande (parte de 380 litros, 15 más), resulta hasta visualmente parecido comparado con el A3 Sportback que sustituye, pero las diferencias son claras: la nueva edición afila rasgos y depura formas. En resumen, se aprecia más moderna y vanguardista.

Además, como en el A3 «a secas» hay diversas novedades mecánicas y de fabricación para situarse en la mejor disposición del segmento Premium compacto, donde ha de vérselas con «pesos pesados» al estilo de los BMW Serie 1 , Mercedes-Benz Clase A y Volvo V40 .

Sustentado sobre la nueva plataforma de grupo MQB, aplica aceros ultrarresistentes endurecidos en molde y aluminios altamente resistentes en componentes como el capó y las aletas delanteras. El resultado es que, según versiones, se deja por el camino hasta 90 kg, que son muchos a la hora de ganar eficiencia, prestaciones, maniobrabilidad...

Puede que sus puertas traseras no abran un ángulo demasiado amplio, que no lo hacen, pero la utilización cotidiana de este modelo le hace a todas luces más adecuado para moverse, por ejemplo, con críos, que el A3 de tres puertas. Además, los asientos posteriores, que permiten acoger a dos adultos de buena talla (un tercero, en el centro, no viajará cómodo), son algo más holgados (como el hueco para las piernas), también comparado con su antecesor. Y si los abatimos el accesible maletero escala hasta 1.220 litros.

Al volante, y como cabe apreciar en las imágenes y en el vídeo sobre estas líneas, la sensación es impecable (y no digamos por calidad, tanto de materiales como de ajustes). En realidad, como el coche en su conjunto (las puertas ajustan con precisión milimétrica al cerrar sin necesidad de forzar el movimiento ni golpearlas), con el añadido de una estudiada ergonomía.

Todo queda a mano o se localiza con lógica intuitiva, en buena medida por la elevada consola central sobre la que reposan los mandos del freno de parking (electromecánico), el selector del cambio y, junto a éste, los mandos del sistema de audio y del MMI para la gestión del navegador (opcional y con pantalla a color escamoteble, por 2.350 euros). Pero es que, como en todos los modelos de la órbita Volkswagen, no importan la talla o envergadura del conductor: pasados 5 minutos a los mandos de un vehículo así uno se siente como si llevase conduciéndolo toda la vida. Un acierto, sin duda.

Y en eso tiene también qué ver la geometría de la dirección servoeléctrica, lo mucho y bien que comunica al conductor y que se comunica con otros mandos, como los frenos, progresivos y dosificables. Y es que el nuevo A3 Sportback es un vehículo muy sencillo de llevar sobre toda clase de vías.

Eso sí, la versión TDI de 184 CV probada (sus datos técnicos entre paréntesis en la ficha desplegable sobre estas líneas) asociaba suspensión deportiva opcional S line ( 665 euros), muy rebotona (sobre en el caso del eje trasero) al superar protuberancias de consideración, como «guardas tumbados». Tal cual viene de serie, es suficientemente firme y mucho más cómodo. Puestos a pedir, ofrece suspensión de flexibilidad variable Magentic Ride (1.410 euros), que permite elegir la dureza en marcha y a voluntad.

Precisamente, el equipamiento de serie en el nivel comparado Ambiente (climatizador, Bluetooth, audio-CD, ESP, sensor de luces, cuatro elevalunas, seis airbags...) es correcto, pero no para «tirar la casa por la ventana»: el acceso sin llave Keyless Entry sale por 460 euros, los faros xenón 1.140 euros (sin son de LED 1.985), la frenada automática a menos de 30 km/h se pone en 340 euros, el aviso por cambio de carril no voluntario 590...

Sí, puede que lo hagamos a la medida, pero no saldrá barato en un modelo que de por sí no es una «ganga». A cambio, con motor de gasóleo 2.0 TDI el A3 Sportback se desenvuelve de maravilla, ya sea en su versión de 150 CV/320 Nm o en la tope de gama con este combustible que libera 184 CV/380 Nm.

Con un consumo real simétrico entre ambos (variable según la conducción, pero en el entorno de los 6,7 l/100 km como media real), ¿merece la pena el más enérgico? A nuestro juicio, no: cuesta casi 4.000 euros más, y aunque es cierto que su aceleración y velocidad punta son superiores, ¿no bastan de por sí los 216 km/h y 8,6 segundos en el 0 a 100 km/h que autoriza el A3 Sportback 2.0 TDI 150 CV ? Para la mayoría, que se hará con un modelo así con propulsor 1.6 TDI de 105 CV bastará, hasta viajando cargados y a buen ritmo, con adelantamientos, con repechos o con lo que se ponga por delante.

Además, el 2.0 TDI 184 no despliega una sensación de empuje muy superior, suena más (más bronco) y resulta, en conjunto, «áspero» y brusco en uso cotidiano. Puede que los compradores más forofos pasen todo ello por alto a cambio de llevar entre manos el A3 de 5 puertas diésel más enérgico. Nosotros dejaríamos esos 4.000 euros de propina en el bolsillo o los destinaríamos a algunos de los múltiples e interesantes extras que ofrece el compacto teutón, como el cambio auto secuencial DSG o la tracción total quattro.