Así será el coche de carreras del futuro

La transmisión eléctrica, la navegación por cámara, la carrocería adaptable sin alerones para mejorar carga aerodinámica, los neumáticos inteligentes y el ERS, que sustituye a los frenos de disco, son algunos de los elementos del coche de carreras del futuro diseñado por Rinland.

El vehículo ha sido dibujado con 4 motores eléctricos que en principio se situarían dentro del vehículo. Según avance la tecnología y sean más ligeros y potentes, pasarán al exterior, en las propias ruedas, proporcionando incluso más flexibilidad al diseño general.

Con un motor por rueda, el coche tiene la capacidad de vectorizar el par motor. Esto mejorará el rendimiento aerodinámico y el uso de los neumáticos, pues ya no será necesario que las ruedas giren cuando se aproxima una curva.

Inicialmente, este diseño incorpora a bordo un generador de electricidad por pilas de hidrógeno, con una pequeña batería de iones de litio como respaldo de la alimentación. Según se desarrolle la tecnología, podrá incorporar paquetes de carga por inducción. Las competiciones en circuitos cerrados podrán disponer en el futuro de la infraestructura necesaria para esta carga, permitiendo a los coches correr sin llevar la energía a bordo, lo que hará que el vehículo sea incluso más ligero y eficiente.

El coche ha sido diseñado con materiales eléctricos en su laminado de materiales compuestos. La carrocería adaptable permitirá al coche cambiar de forma para reducir resistencia aerodinámica en tramos rectos, aumentar fuerza hacia el suelo en curvas y controlar la refrigeración. Mediante nanopartículas en esos materiales compuestos, la estructura del bólido ofrecerá una resistencia mayor, siendo más ligero y seguro.

A su vez, la utilización de cámaras y pequeñas pantallas (instaladas dentro del habitáculo) darán al piloto una visión periférica de 360°.

Utilizando la tecnología que Dunlop está actualmente desarrollando, los neumáticos tendrán sensores internos que enviarán información a los sistemas de control; estos podrán así adaptar la suspensión, la transmisión de potencia y los sistemas de frenado, aprovechando los neumáticos al máximo.

Mediante materiales inteligentes como los usados en la carrocería, los neumáticos serán capaces de controlar su temperatura y presión, y cambiar de forma. Esto dará como resultado una menor resistencia a la rodadura y resistencia aerodinámica inducida en rectas, y mayor área de contacto con la pista en frenadas y curvas. No será necesario cambiar neumáticos por condiciones meteorológicas o desgaste: durarán toda la carrera.

No se usarán frenos que desperdicien energía; toda ella se recuperará y almacenará en volantes y/o súper condensadores para ser utilizada en momentos de picos de potencia en carrera.

Electrónica y sistemas de control habrán avanzado hasta tal punto que el piloto evolucionará para ser más bien un operador del vehículo.