Una pyme ahorra 6.300 euros al año con tarjetas de combustible
Con el precio de la gasolina en niveles ya del pasado octubre, se hace necesario buscar medidas que optimicen el gasto. Una puede ser la tarjeta de combustible, pues una pequeña o mediana empresa puede ahorrar una media de hasta 6.336 euros al año en carburante con sólo facilitar a sus empleados una tarjeta de pago para gastos de repostaje, según estimaciones de Arval, compañía de renting de BNP Paribas.

El análisis de Arval, que monetiza los beneficios del control de consumo de carburante por tamaño de empresa, muestra cómo las tarjetas de carburante se han convertido en una medida eficaz para reducir costes, principalmente por el descuento que las estaciones de servicio aplican a los usuarios de estas tarjetas en cada litro repostado, como contrapartida al volumen fijo de negocio proporcionado por los operadores de renting.
Tendiendo en cuenta que la media de consumo de un vehículo de empresa es de 5,5 l/100 km, hablamos de una rebaja de unos 63,3 euros al año por coche con un recorrido medio de unos 28.800 km anuales (3 por ciento por litro); una cantidad que si bien pasa desapercibida de forma aislada, multiplicada por el total de vehículos que integran una flota puede llegar a cubrir los gastos derivados de una nueva contratación.
Concretamente, tomando como base la definición oficial de empresa del Ministerio de Industria, Arval explica que una pyme, con una media de 100 coches, economiza al año más de 6.300 euros, mientras que para una gran compañía, con una flota media de 500 vehículos, el recorte supera los 31.000 euros anuales.
Además, dado que los contratos de vehículo de empresa tienen una duración media de 4 años, el control del gasto de combustible (30 por ciento del coste total de la flota) a lo largo de ese periodo supone un ahorro de 25.000 euros para un pyme y más de 126.000 en una gran empresa.
Según datos del Informe del Vehículo de Empresa (CVO), promovido por Arval, la escalada del precio de los carburantes ha llevado ya a casi 4 de cada 10 empresas españolas (37 por ciento), frente al 30 por ciento de las europeas, a utilizar este tipo de medida para recortar los gastos de la flota; uno de los capítulos más gravosos de una compañía, junto a la informática y los recursos humanos.
Los beneficios de utilizar la tarjeta de combustible no sólo se reflejan en las cuentas de resultados, sino también en las declaraciones fiscales, pues esta fórmula facilita a las empresas la recuperación de hasta el 100 por ciento del IVA del carburante.
Según el director de Operaciones de Arval, César Estrela, «la tarjeta de carburante también permite mejorar aspectos operativos al eliminar trámites administrativos tan engorrosos como las notas de gastos, lo que simplifica al máximo el control del presupuesto destinado a carburante y ahorra tiempo que empresa y empleados pueden dedicar al desarrollo de su negocio».
Por último, Arval destaca su facilidad de configuración, al permitir fijar variables como el límite del repostaje diario y mensual, restringir su uso en fin de semana y festivos o añadir otros servicios a la tarjeta, como el pago de lavados y peajes.
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete
Esta funcionalidad es sólo para suscriptores
Suscribete