
Así viven el conflicto los ucranianos y rusos residentes en Madrid
¿Amigos, enemigos? A pesar de sus discrepancias, ambas nacionalidades apuestan por la diplomacia y el diálogo para resolver la crisis. «La paz es la única solución posible»
Actualizado: Guardar¿Amigos, enemigos? A pesar de sus discrepancias, ambas nacionalidades apuestan por la diplomacia y el diálogo para resolver la crisis. «La paz es la única solución posible»
123456«Luchamos por nuestro futuro»

Gala Koryzma y Yuri Chopyk, presidente de la Comunidad Ucraniana en España - isabel permuy Yuri Chopyk es presidente de la Comunidad Ucraniana en España, en donde lleva viviendo 14 años. Ingeniero, emigró a nuestro país por el bajo sueldo que cobraba en el suyo. Ahora, está entre desolado e indignado por la situación que atraviesa su país. «Los problemas comenzaron desde que nos independizamos de la extinta Unión Soviética en 1991», asegura. Niega que los «nacionalistas ucranianos estén rompiendo el país. La división de la que se habla entre prorrusos y proeuropeos se basa en puro interés político». Se rebela «contra la invasión de Crimea de Putin, que ha violado todos los tratados internacionales y bilaterales». Para que todo se resuelva «la UE y EE.UU deben ir de la mano y sancionar todo lo que haga falta».
Así piensa también Gala Koryzma, una compatriota de 50 años, que lleva doce años en España. «Las divisiones se deben a la influencia soviética. Entonces nos obligaban a hablar ruso y ahora algunos del oeste se niegan a hablar ucraniano». Queremos vivir y trabajar en un país libre. Luchamos por nuestro futuro», explica preocupada. «Desde que comenzaron los disturbios he adelgazado 4 cuatro kilos. Temo que estalle una guerra, mi hijo y mis nietos están ahí; me siento muy triste, pero tengo una gran fe en que Ucrania será libre y estará integrada en Europa», concluye esta técnico de telefonía.
«Rusia está ejerciendo el imperialismo como en el siglo XIX»

Iván Vovk, presidente de la Asociación Patriótica de Ucrania «Volya» - Óscar del pozo Tiene 49 años, se llama Iván Vovk, aterrizó en España hace doce años y preside la Asociación Patriótica de Ucrania «Volya», que significa libertad. Es historiador y achaca las revueltas que se producen en el este su país a los rusos, «que atraviesan la frontera abierta diciendo que son ucranianos». Con todo, asegura que «la mayoría de la población de esa zona no quiere unirse a Rusia, salvo Crimea». Ésa es su reflexión ante el anuncio de la consulta secesionista convocada por las autoridades de dicha península. «Rusia está ejerciendo el imperialismo: no ha pasado aún del siglo XIX. No quieren entender nada».
Aún así, y aunque «el peligro no ha pasado, espero que mi país siga unido aunque, tal vez, Crimea goce de más autonomía». Rechaza, tajante que a los nacionalistas sean extremistas o nazis, como manifiestan algunos. «Solo queremos lo mejor para nuestro país y vivir en paz».
«Ucrania siempre ha sido el sueño de Rusia»

Oksarol Kopchak lleva 14 años viviendo en nuestro país - Óscar del pozo Oksarok Kopchak, de 34 años, es profesora de Lengua y Literatura. Natural de Sokal (Ucrania), tiene muy claro el problema y la solución de la situación por la que está atravesando su país. «Ucrania siempre ha sido el sueño de Rusia. Rusia no pude vivir sin ella», indica. «Al margen de los gobiernos corruptos que hemos tenido, nuestros dirigentes no pueden bailar al son que marque el presidente Putin, como hacía Yanukóvich. Queremos vivir y trabajar en libertad y tener una democracia de verdad. Y, los que quieran formar parte de Rusia, que se marchen a vivir allí». Y, al margen de ello, formar parte de la Unión Europea.
«Nuestro futuro, unido y en paz, está en Europa»

Yuliya Zuir, de 17 años y cursa 4 de la ESO - Óscar del pozo Es la más joven del grupo. Yuliya Zuir tiene 17 años y vino a Madrid hace año y medio a estudiar: «Es mucho más barato que en Ucrania». Forma parte de la nueva generación que ha vivido en un país independiente. «Al margen de los gobiernos corruptos que hemos tenido, el detonante del actual conflicto fue la negativa del expresidente Yanukóvich a firmar el Acuerdo con la UE. Ello provocó movilizaciones estudiantiles pacíficas y cargas policiales contra mujeres, ancianos...». Explica, entre preocupada y sorprendida: «Mi primo se apuntó al Ejército al ver que los rusos invadieron Crimea. Tengo miedo por mi familia pero tenemos que luchar por nuestro país».
«Nuestro futuro, unido y en paz, está en Europa. Ya es hora de que nuestros dirigentes dejen de ser títeres en manos de Putin, de que tengamos una verdadera democracia y se impulse el desarrollo de toda nuestra riqueza y recursos energéticos: gas, petróleo...».
«La solución no puede ser ni una invasión ni una guerrra»

Andrey Kordochkin, párroco de la Iglesia Ortodoxa Rusa Santa María Magdalena - Óscar del pozo Andrey Kordochkin, natural de San Petersburgo, es párroco de una de las pocas iglesias ortodoxas rusas de la capital, tiene 36 años y lleva una década en nuestro país. Para él, «una guerra entre Rusia y Ucrania sería lo más tremendo y absurdo que podría ocurrir. Somos países hermanos unidos por la fe ortodoxa y no pueden primar los intereses geopolíticos por encima de los espirituales». Tampoco lo sería una invasión militar a su juicio. «Estamos en el siglo XXI y se puede alcanzar una solución diplomática y pacífica». No tiene claro que sean soldados rusos los que han ocupado Crimea.
«La dificultad de Rusia es que no tiene interlocutores en Ucrania. Cuando haya elecciones allí y tengan un presidente legítimo reconocido por todos los países se podrá avanzar en la resolución del conflicto». Y concluye: «Ucrania debe elegir su camino sin presiones desde fuera, ni de Moscú ni de la Casa Blanca».
«No hay culpables, todos son víctimas»

Víctor Cheretski, de 63 años, es periodista - abc Este veterano periodista lleva residiendo en España 23 años. «Yo no voy a juzgar a nadie. No hay culpables. Todos son víctimas de los errores históricos y de los crímenes cometidos por los dirigentes totalitarios». En su opinión, el problema de fondo «obedece al comunismo y a sus consecuencias: crear fronteras artificiales tras la desintegración de la URSS con el traslado de los pueblos, lo que ha dejado una profunda huella en las personas». Agrega que cuando eso ocurrió nadie pensó si Crimea quería formar parte de Rusia y ahora «hay un cúmulo de razones que han hecho que algunos rusos de Ucrania estén en contra del Gobierno de Kiev».
En cuanto a las elecciones de Crimea, precisa que, al margen de su legalidad: «El futuro de un país no se puede decidir en dos semanas. Habría que convocar elecciones, restablecer la democracia y desarmar a los violentos». «Lo que está ocurriendo es una desgracia, ahora lo que hace falta es mucha paciencia entendimiento y buena voluntad -por parte de Ucrania, de Rusia y de la UE- para solventar esta situación, respetando los intereses de los ucranianos».




