«Sobra un tercio de los árboles plantados en el centro de Madrid»

Mariano Sánchez , conservador del Real Jardín Botánico-CSIC , explica a ABC que el problema es «una especie de círculo vicioso» cuyo origen está en la disposición primigenia de los árboles, «muy juntos unos de otros»; y desarrollado y agudizado después en la poda «para que quepan». En primer lugar, apunta, «hay demasiados», de los que sobran «aproximadamente en viario público el 30%». Por otro, añade, «están muy mal situados: la distancia, sea cual sea la especie, es siempre la misma, de unos cuatro o cinco metros, pero cada una demanda un espacio concreto». En ese sentido, avanza, «una especie puede tener treinta metros de diámetro de copa y otra ocho, pero eso no se ha valorado; es como meter a Pau Gasol en un piso de un metro cuarenta de alto».

En los mismos términos, Sánchez señala igualmente el exceso de alineaciones como parte del problema, repetición en el presente de lo ocurrido en el verano de 2014. En el Paseo del Prado , destacado como uno de los lugares con equivocada planificación, «existen cinco alineaciones en apenas dieciocho metros de ancho; una exageración porque con tres sería suficiente». Lo mismo ocurre en la Castellana , en Recoletos o en los alrededores del mismo Jardín Botánico, entre otros puntos. «El problema se extiende por todo Madrid», asegura.

Así las cosas, la cercanía entre los árboles provoca que sus ramas se rocen e incluso alcancen a las viviendas, por lo que es necesario adelantar una poda que, con otra disposición, sería «mucho más tarde». « Se acorta el ciclo del árbol y las continuas podas generan pudriciones y cavidades que aceleran la caída de las ramas». Un claro ejemplo es el olmo, conocido científicamente como Ulmus Pumila. «Este es un árbol que necesita mucha luz y que se ha situado junto a edificios altos; como necesita Sol, tiende a buscarlo, invadiendo el espacio y obligando a cortarlo sistemáticamente», explica el conservador del Jardín Botánico al tiempo que señala a la Sofora como otro de los árboles que suele estar mal situado en Madrid.

Respecto a ese 30% sobrante , Mariano Sánchez asegura que prescindir de ello no «es ninguna aberración», ya que esta ratio se corresponde con la cantidad que se va continuamente con las podas por estar muy juntos. «La masa foliar realmente es la misma o incluso más con menos árboles menos podados; de lo que se trata es de podar menos o directamente no hacerlo». Como apunte, Sánchez cita a Antonio Ponz y su libro Viajes por España para ilustrar esta mala práxis , mantenida desde hace siglos. «Ponz ya dijo en 1785 que las copas en Madrid estaban cortadas como patas de una araña; y los árboles del Prado se parecen a la araña del Guggenheim».

En total, según cifras del Ayuntamiento, la tormenta de hace dos días afectó a 605 ejemplares en la capital , de los cuales 185 tuvieron que ser talados al estar tronchados o derribados. Sólo en doce inclinados no fue necesario utilizar la motosierra, aunque se han contabilizado además 413 pérdidas de ramas. Añade la misma fuente que los Bomberos intervinieron en 165 ocasiones entre las 18.30 del mismo domingo y las 9 del lunes. Si bien la tormenta fue, evidentemente, el principal acicate del desplome de árboles, nuestro interlocutor indica que es «un síntoma» de una mala planificación que lleva en Madrid «desde hace cuarenta o cincuenta años».

En un procedimiento similar al que llevó a cabo hace un año el equipo de gobierno de Ana Botella, el actual Ayuntamiento ha hecho lo propio y, horas después de los accidentes, anunció su intención de poner en marcha un « plan urgente » de control y seguimiento del arbolado madrileño, aunque todavía sin concretar.

Para Mariano Sánchez, a colación de las consideraciones anteriores, «no se trata de crear alarma y de quitar todos los árboles», sino de emprender un Plan Director que determine «qué es lo que sobra» y abordarlo dentro de las circunstancias propias de cada unidad paisajística. «Por ejemplo, el marco de plantación es el mismo en la calle Lagasca o el Prado , cuando los espacios y especies son distintos», sostiente. Un procedimiento adecuado, arguye Sánchez, «es analizar qué debe cambiarse y hacerlo progresivamente, vista a nueve años, tanto en el espacio como en las especies de árboles». Determinado esto, según las características de cada punto, «se reducirán las podas y, por consiguiente, la pudrición y las caídas de ramas».

La portavoz del PP en el Ayuntamiento de Madrid, Esperanza Aguirre, criticó el lune s el «gran descuido» del estado de los árboles , en perjuicio para «la garantía de seguridad vial», y el «plan de urgencia» del área de Medio Ambiente y Movilidad que rige Inés Sabanés.

Según Aguirre, el cuidado del arbolado es «una de las cosas más importantes de una ciudad», desarrollado «con órdenes muy claras» en su etapa como concejal de Medio Ambiente. Sobre la actuación del Consistorio en esta tormenta, aseguró que «la solución no puede ser una psicósis obsesiva que derive en una tala masiva de árboles, pues es suficiente hacerlo con las que estén en malas condiciones».