«La casa se balanceó de izquierda a derecha durante cinco segundos»

Mientras trabajaba en el ordenador , mi perra se levantó de entre mis pies y salió del despacho con el rabo entre las patas un segundo antes de que comenzara el temblor. De repente, un creciente traqueteo inexplicable empezó a inundar la habitación; las plantas temblaban en sus macetas, la mesa repiqueteaba contra la pared y los cedés que tenía junto al teclado empezaron a moverse solos hacia el borde hasta caer al suelo.

Cuando ya estaba descartando que fuera por culpa de unas obras, empezó el balanceo. De la casa entera. Derecha, izquierda, y otra vez derecha. Cinco segundos realmente inquietantes, tras los cuales me levanté casi como desorientado. Fue al salir a la terraza cuando me encontré con varios vecinos asomados por las ventanas de sus hogares, hablando entre ellos con aspavientos y moviendo las manos para describir lo sucedido.

«Al principio creía que era el viento, pero claro, cuando el piso se balanceó ya vi que era otra cosa. Ha sido un terremoto de tomo y lomo», gritaba una señora a su vecino de arriba en la zona de Vistalegre. Los dueños de las tiendas, algunos todavía asustados y como temerosos de que hubiera una réplica, salieron a comentar el suceso a las calles con los viandantes, recordando el anterior episodio telúrico vivido hace unos meses.

Entre sirenas de bomberos y policía, alertados por los que se dejaron llevar por el pánico momentáneo, la tranquilidad volvió poco a poco a las calles dejando la pregunta en el aire: si hay otro terremoto algún día, ¿cómo de fuerte?