Investigan si el raptor tomó fotos de sus víctimas para redes pedófilas

Algunas fuentes policiales consultadas por este periódico no descartan que, en las horas en las que mantuvo retenidas en su piso franco a dos de las criaturas, este sujeto tomara fotos de ellas. Y que, como suele ocurrir con muchos pervertidos, las introduzca en fotos o programas de intercambio de archivos ocultos, en los que suelen comunicarse los pedófilos y pederastas.

Sería una manera de «exhibir» a sus víctimas, aunque en círculos muy restringidos, pero también uno de los pasos que da dentro del macabro «ritual» al que somete a las criaturas. Las dos chicas trasladadas a la vivienda fueron narcotizadas y pasaron retenidas entre cuatro y cinco horas. Al menos en el caso de una, la chiquilla estuvo dormida casi todo ese tiempo, precisaron fuentes del caso. Si se les tomaron fotos, como le preguntaron los investigadores en su toma de testimonio, las crías probablemente ni se dieran cuenta.

A la chiquilla raptada el pasado viernes le preguntaron también al respecto, a lo que ella dio una negativa por respuesta. Aunque en ese último caso, el tipo de abuso, menos salvaje y de una duración mucho menor (unos 40 minutos), y el lugar donde se produjo, en medio de un descampado , dificultaban que el tipo completase su «ritual» como en casos anteriores.

La investigación sigue su curso. No sin dificultades. Los datos son pocos. Ayer se conoció, según publicó «El País», la declaración de niña secuestrada en el parque de la calle de Gomeznarro, en Canillas (Hortaleza), y trasladada al descampado próximo a La Peineta, donde luego fue liberada, en Canillejas (San Blas).

Según ese testimonio, el sujeto vestía camiseta de tirantes de color gris (aunque en su primer testimonio habló de que era azul), pantalones largos y zapatillas deportivas con cordones blancos . Es de pelo castaño, algo oscuro, complexión atlética, español, con lunares en una mejilla y en el labio superior y dos cicatrices en la parte superior del brazo derecho. Por el olor a tabaco de su coche, debe de ser fumador. El vehículo, como ya se viene informando, es pequeño, gris plata o blanco, y con tres puertas.

Los investigadores tratan de explicar por qué a esta niña la sometió a vejaciones menos salvajes. Quizá porque se sintiera inseguro al raso o bien porque se vio superado tras casi matar a la menor china que secuestró a mediados de junio, y por ello prefirió no narcotizarla ni agredirla físicamente de un modo tan cruel.

En su «modus operandi» hay otro elemento que llama la atención de los expertos policiales. Dentro de que las somete a un sufrimiento enorme, las baña y las abandona cerca de en un lugar donde sabe que alguien puede auxiliarlas, como una estación de Metro o una zona residencial. Es un comportamiento extraño para un depredador de menores que no casa con el perfil de otros ya investigados.

En cuanto al trabajo de calle, los agentes de Seguridad Ciudadana y Policía Judicial no paran de vigilar las zonas infantiles del área noreste.