La UDEF detecta que Flores ocultaba sus negocios para declararse insolvente

Los agentes explican al juez del caso, Eduardo López-Palop, que «se ha podido determinar que los hermanos Flores [Miguel Ángel, presidente de la matriz de los negocios, y José María, administrador de la mercantil Diviertt S. L., con la que se organizó la fiesta de Halloween] continúan con sus actividades empresariales». Se refieren a «negocios de hostelería y ocio nocturno, si bien en la mayoría de los casos lo estarían haciendo a través de terceras personas». Es decir, de lo que se conoce como testaferros.

«Esta desvinculación aparente de sus negocios —continúa la UDEF— tendría como fin aparentar una falta de actividades económicas y, por lo tanto, la subsiguiente falta de ingresos». Y así aparecer como insolventes en el caso de que sean condenados por la muerte de las cinco chicas aplastadas en el Madrid Arena y de las múltiples heridas a otros jóvenes que participaban en el trágico festejo del 1 de noviembre de 2012.

Este «maquillaje» empresarial tendría, a juicio de los investigadores, otra razón añadida: «La desvinculación de los hermanos Flores con respecto a sus negocios y promociones de ocio nocturno vendría determinada por la dificultad que para ellos está suponiendo obtener licencias y permisos de apertura para la celebración de eventos o macrofiestas, problemática que igualmente está íntimamente relacionada con los sucesos del Madrid Arena».

El rastreo que la UDEF realizó, en una pieza separada solicitada por el instructor en 2013, sobre los hermanos Flores determina que ambos tiene intereses económicos o participación en Cocó, una de las salas más de moda en Madrid y que ocupa el espacio de la también trágica discoteca Alcalá, 20, devastada en 1983 y en cuyo incendio murieron más de ochenta personas. Es más, cuando el 15 de junio de 2013 salió ardiendo el Teatro Alcázar (en cuyos bajos está la Sala Cocó), José María Flores telefonea a su madre, con tono de sorpresa: «Se está quemando Alcalá 20, pero no sé si es la discoteca o el teatro. Mira las noticias y llámame». Con similar mensaje llama a su esposa.

La UDEF detecta entonces que esa preocupación viene dada porque una de las sesiones de Dj’s de Cocó, denominada «Really», está producida por Supreme Club, para la que trabaja Diego Peña Plaza, coordinador de FSM Group, la empresa matriz de los Flores. Otro número telefónico analizado en este capítulo pertenece a Luis Carlos Reinaldi, a quien le habían robado dos móviles en otra sala, la Marco Aldany, «local nocturno vinculado con los hermanos Flores», apostilla la Policía. Y tanto: es el dueño de esa segunda discoteca, Miguel López Langa, el que avala con parte de su patrimonio la primera fianza interpuesta a Flores para eludir la cárcel, de 200.000 euros.

Así, concluyen que «la Sala Cocó pertenece o está gestionada por el Grupo Ner, y las sesiones de madrugada de los viernes y los sábados están explotadas por los hermanos Flores, a través de sus marcas comerciales Supreme Club-Sunflowers».

Los integrantes de la UDEF siguen tirando del hilo, hasta que enlazan Supreme Club con Sunflowers-Macumba, la joya de la corona de Miguel Ángel Flores, su primer gran discoteca, en la estación de Chamartín. Actualmente, está cerrada, «aunque se han detectado llamadas que evidenciarían la intención [de José María y Miguel Ángel] de reabrirla, mediando para ello terceras personas por las razones mencionadas».

Es más, existe una grabación telefónica del 1 de julio de 2013 en la que Miguel Ángel llama a una persona no identificada y le dice: «Te comento un poco, se abre el Macumba». «¿Otra vez?», le contestan, a lo que Flores responde: «No lo abro yo, pero ya te digo quién lo va a abrir, ¿vale?». La Policía Nacional sostiene que tras la reapertura estaría el controvertido empresario, «si bien utilizando personas con objeto de aparentar una desvinculación con dicho negocio».

Otras empresas relacionada son el restaurante Go Kitchen, del gimnasio Castellana Sports, y la sesión Infinita Gay.