La otra cara del desahucio: profesionales de los impagos

Este lunes se ha producido a las 10 de la mañana el lanzamiento de desahucio para la inquilina que tenía en su casa, una mujer de 35 años, de nacionalidad ecuatoriana, y con dos hijos menores de diez años. Agentes de la Policía Municipal, un cerrajero, su abogada, su procuradora y dos miembros de los juzgados se personan en el lugar. No hace falta echar por la fuerza a la morosa. La procuradora llama al telefonillo. Nadie responde. Ya se ha marchado. Para suerte de Elena, los desperfectos son mínimos, no como ocurre en otros casos. «Ella parecía encantadora cuando la arrendé. Me engañó completamente. Cuando dejó de pagar me dijo que su marido había fallecido en el aeropuerto de Palma de Mallorca. Más tarde me enteré de que no estaba casada», informa la estafada.

La alquilada abonó las mensualidades de cuatro meses, pero dejó de pagar en octubre. Tampoco costeó los suministros. Elena debe ahora 583 euros de gas más otro montante de luz que aún desconoce, pero por el que la compañía eléctrica ya le ha avisado del corte del suministro. Para más desesperación suya, hace unos meses comprobó que de su casa salía un cable hacia la vivienda de una vecina dos pisos más arriba. La morosa abastecía de la luz que no pagaba a otra compatriota a la que le habían quitado el contador también por impago. «Se lo comenté a la dueña de la vivienda y me dijo que no le importaba, que a ella le abonaba bien su inquilina las mensualidades», detalla Elena. «Olían a quemado los cables. A mí me daba miedo», interviene Emiliana, una vecina que fue testigo de este enganche ilegal.

Subimos a la casa de la favorecida por este empalme. El timbre no suena. Ya no hay luz ni cable que le suministre. En un principio niega tal extremo. Asegura que tiene recibos que demuestran sus pagos, pero exclama entre gritos a Elena: «¿Y qué problema hay? Si yo tuviera luz también le daría a quien lo necesitara». Bajamos al cuarto de contadores. Comprobamos que el suyo ha sido extraído.

José María Paños es un abogado especializado en temas contables, fiscales y de derecho civil. Alerta de que los desahucios se están reactivando en toda España. La mayoría de los casos que les llegan son de arrendadores que están siendo impagados. Trabaja en Asesoría Morán, y califica dos tipos de inquilinos con los que suelen toparse en sus procesos: «Está el que lo está pasando mal e intenta como puede pagar el alquiler. En estos casos se negocia una rebaja de la mensualidad. Por otro lado están los profesionales del no pagar. A consecuencia de que el trámite de desahucio sigue siendo largo juegan con los impagos. Es necesario un registro de morosos de alquiler para proteger al propietario», explica Paños.

El 6 de junio de 2013 entró en vigor la ley 4/2013 de 5 de junio de 2013 de medidas de flexibilización y fomento del mercado de alquiler de viviendas . En ella se recoge una disposición para que se cree un registro de morosos de alquiler. Como incluye su artículo tercero: «Se crea un registro de sentencias firmes de impagos de rentas de alquiler. Por real decreto se regulará su organización y funcionamiento». Queda muy bonito sobre el papel, pero aún falta su desarrollo legislativo. «No tenemos constancia de que se esté trabajando en ello. Pueden pasar años», aclara este experto.

Paños detalla cómo es el perfil del profesional del impago: «Personas sin hijos, de mediana edad y españoles». La receta para que este engaño desaparezca, a juicio de este letrado, es «Nuestra justicia no responde como en otros países»«agilizar la justicia». «Desde el momento en que una persona deja de pagar si sabe que al mes mes y medio está en la calle, se acaba esta fórmula. A día de hoy pueden tirarse un año sin abonar el arriendo. Se ha acortado el plazo con el desahucio exprés, pero aún es largo», especifica.

La misma opinión mantiene Marcos García, de Middletown abogados . «Existe una situación imposible para el propietario de una vivienda. La desprotección para esta gente es total. Pese al desahucio exprés se puede demorar el lanzamiento entre cuatro y cinco meses. Nuestra justicia no responde como en otros países, donde se echaría al inquilino rápidamente», afirma.

En el gabinete de este abogado llevaron el año pasado más de 200 causas de desahucios. «Hay gente que se queda casi arruinada por los arrendatarios que no pagan». Pensionistas que tienen que asumir estas deudas; personas que vuelven a casa de sus padres y pretendían pagar la hipoteca con su alquiler, o casos como el de Elena, en paro, con dos hijos a su cargo, y un solo sueldo en la familia son los procesos que se multiplican en los despachos de abogados. «Me siento muy indefensa porque a la hora en que necesitas que esté la justicia no está», se lamenta.

La morosa ya alquilado habitación en un piso patera unas calles más atrás del piso de Elena. Según le han informado las vecinas, su inquilina habría estado dispuesta a marcharse antes si Elena le hubiera abonado 1.000 euros. Ahora, respira. Como dice su marido: «El piso vuelve a ser nuestro. 4.000 euros más pobres, pero es nuestro de nuevo»