De asilo para niñas pobres a hospital de alta tecnología

El mérito es de las Hermanas Hospitalarias del Sagrado Corazón, una entidad sin ánimo de lucro. A lo largo de siglo y cuarto, muchos profesionales religiosos y seglares han seguido sus pasos. Pero las hermanas fueron las pioneras. Su institución fue fundada en 1881 por San Benito Menni, María Josefa Recio y María Agustina Giménez, en Ciempozuelos. Querían ser últiles a quienes menos tenían. Y, entre ellos, las niñas. Hoy, nueve todavía vive en el edificio de la calle Doctor Esquerdo. Son parte de una familia que tiene mucho que contar.

El hospital ha festejado por todo lo algo este 125 cumpleaños. No es para menos. Y se sienten orgullosos de haber abierto aquel asilo para niñas a escasos metros del parque del Retiro.

Aunque el origen del centro hay que reseñarlo en marzo de 1888, no es hasta 1929 el año que se instalan en su actual dirección. El edificio no ha cambiado. Su interior, mucho. Y siempre de acuerdo con las necesidaes de cada época. Lo que tenían claro las Hermanas Hospitalarias era el nuevo concepto de la sanación y la salud.Por eso, el edificio se diseñó, tal y como está hoy, con amplias terrazas, ventanales y jardines. Lo mejor para las niñas.

Hoy, como ayer, la asistencia del hospital es, tal y como recogen sus principios fundacionales, «cuidar de modo especializado a las personas con enfermedad mental u otras patologías, con una visión humanística y cristiana de la persona considerada en su unidad dignidad inviolables». En la actualidad, la Beata es un centro especialmente volcado en neurorehabilitación, cuidados paliativos y atención sanitaria a personas mayores.

Su actual gerente, José Miguel Sanabria, lo tiene claro: «Son los cuidados de siempre en un hospital completamente renovado». En este centro, privado y con algunos conciertos, la cartera de servicios es muy extensa. Desde centro de agudos, urgencias, quirófanos, UCI e imagen diagnóstica. Su Unidad de Daño Cerebral también ha sido pionera en España. En ella se tratan lesiones producidas por traumatismos craneoencefálicos o accidentes vasculares para que el paciente pueda recuperar, cuanto antes, su autonomía.

Recorrer hoy la Beata en nada recuerda a lo que aquí ha sucedido casi en el último siglo. Hay que irse a las fotos de su archivo. Aquí se pusieron en marcha, a finales de los años 50 del siglo XX, escuelas de formación para mejorar la capacitación profesional del personal. Su Escuela Oficial de ATS (la actual Enfermería), fue todo un referente. Con amplia visión de futuro, aquella escuela disponía ya de especialidades como Fisioterapia y Psiquatría. Y, también, de una Escuela de Asistentes Sociales. Siempre por delante .