Una carrera de caballos en plena Castellana

La decisión fue muy criticada por la aristocracia de la época y también por los trabajadores del recinto, que vieron cómo un negocio floreciente que les daba de comer era fulminado de un día para otro.

En un intento por recuperar el espíritu de aquel último Gran Premio de Madrid celebrado en lo que hoy son los Nuevos Ministerios, los actuales gestores del Hipódromo de la Zarzuela tienen previsto llevar a cabo una carrera de exhibición en la Castellana. Una especie de homenaje que sirva, además, de promoción a un deporte que poco a poco se está abriendo de nuevo camino y que cada fin de semana reúne en el recinto de las afueras de Madrid más afluencia de público.

Ochenta y dos años después de aquel último Gran Premio de Madrid, habrá carreras de caballos en la Castellana en un evento encuadrado dentro de los actos culturales que el recinto de la Zarzuela ha organizado para acercar el turf al gran público. Aunque estaba previsto que se celebrara a principios de mayo, problemas de última hora han obligado a retrasar algunas semanas el evento –previsto para finales del próximo mes o principios de junio– que servirá para llevar de nuevo al centro de la ciudad el espectáculo equino que se vive en la Zarzuela a lo largo de todo el año desde su reapertura de nuevo en 2005.

La ubicación del antiguo hipódromo –entre Nuevos Ministerios y el Santiago Bernabéu– será el punto de referencia de la jornada hípica que está prevista en la ciudad. Serán varias carreras de exhibición que transformarán el asfalto de la Castellana en una pista adecuada para la práctica del turf. Según fuentes consultadas por ABC , ya se han hecho pruebas que han sido aprobadas por las dos partes –Ayuntamiento y organizadores– para adecuar el terreno a los caballos.

Para evitar filtraciones de arena al subsuelo, lo primero que se hará será poner una especie de lona que proteja el firme y encima de ella se situarán varias capas de diferentes materiales que ayuden a amortiguar el galope de los caballos y que imiten lo máximo posible la pista sobre la que se celebran las carreras.

Aunque en el Hipódromo la longitud de las pruebas está entre los 1.400 y los 2.200 metros, la exhibición prevista en el paseo de la Castellana contará con una distancia de algo menos de un kilómetro y se llevará a cabo entre las plazas de Cuzco y la zona de Nuevos Ministerios, con el estadio Santiago Bernabéu como testigo principal bajo el que se podrá ver en acción a alguno de los mejores ejemplares que se crían y entrenan en el centro de la Zarzuela.

Será una jornada festiva en la capital que tratará de emular el ambiente que reinaba en aquel mes de junio de 1932, aunque con un carácter mucho menos elitista. Entonces, como rezaban las crónicas, el hipódromo era un lugar de reunión para la aristocracia, que lo mantuvo como epicentro de su vida social desde 1878 hasta los años previos a la Guerra Civil. Ahora, más de un siglo después, las carreras en la Castellana tendrán un propósito muy diferente.

Serán una invitación para devolver al Hipódromo de la Zarzuela el lustre que lucía su antecesor y que eso sirva de impulso para una industria como la equina, que trata de asomar la cabeza tras unos años muy complicados.