Las eternas obras de Avenida de América
Tras la información publicada por ABC sobre la ejecución final de las obras en verano, el consejero de Transportes agradece «la paciencia» a los vecinos y comerciantes e informa de que los trabajos en superficie terminarán en marzo
tatiana g. rivas
Las puertas de la farmacia que se ubica en el 11 de la avenida de América se abren constantemente, aunque no entren clientes. El reflejo de los obreros moviéndose cerca del sensor, asfaltando la calle, las mantiene sin descanso, abriendo-cerrando-abriendo-cerrando. «Ése es ... el menor de los males de estas obras interminables. Han matado al comercio de esta zona. Las obras son nuestra ruina. Sobre todo desde que el pasado mes de octubre nos vallaron cerca de las entradas. Nos han tenido atrincherados, en medio de un barrizal. No se podía acceder a los establecimientos. Encima estaba la boca de Metro cerrada. Si no nos hemos arruinado, ha sido porque hemos hecho grandes ofertas y descuentos», protesta la farmacéutica Macarena Durán.
Los comercios de los impares de esta vía, hasta el número 23, son los más perjudicados por la remodelación del intercambiador: peluquerías, bares, supermercado,... Todos tienen quejas por el estado en el que está la calle y la merma de sus ingresos durante este tiempo. Entre un 30 y un 40 por ciento menos de facturación, cifran algunos. Otros ponen los ojos en blanco solo con mencionar la palabra «intercambiador». Los obstáculos de obra les impide atraer a nuevos usuarios; incluso, a los de toda la vida. «Mi marido está en silla de ruedas. Desde que está así la calle no baja. Permanece encerrado en casa. La calle no es accesible para discapacitados», asevera María Trinidad, quien vive en el 17 de Avenida de América.
El Consorcio Regional de Transportes comenzó la mejora de estas instalaciones en verano de 2010. El plazo de ejecución era inicialmente de 20 meses. En 2012 las obras comenzaron en la superficie, afectando al tráfico con desvíos, y también a los vecinos y comerciantes. En esa fecha, cuando deberían haber concluido, llegaron los retrasos. Desde la Consejería de Transportes se informó entonces de que culminarían en verano de 2013. Se espera que estén concluidas definitivamente este próximo verano.
De «muro a muralla»
El consejero de Transportes, Infraestructuras y Vivienda, Pablo Cavero, informó este miércoles de que las obras en superficie del intercambiador de Avenida de América concluirán el próximo marzo, tal y como adelantó ABC. Está previsto que en el mes de junio lo hagan los trabajos que se llevan a cabo en el subsuelo.
Tras visitar el Despacho de Cargas de Metro, desde donde se controla el entramado energético de la red, Cavero agradeció «la paciencia» de comerciantes, vecinos, viajeros y conductores al soportar, desde hace varios meses, los trabajos de ampliación de este espacio que ofrecerá «mejor servicio, mayores niveles de confort» y beneficiará particularmente al Corredor del Henares.
El pasado 14 de febrero reabrió el acceso principal del intercambiador que contará con una superficie de 47.000 metros cuadrados divididos en cuatro plantas bajo rasante. En este espacio se distribuirán los servicios de 13 líneas de autobuses interurbanos, 12 líneas de la EMT, cuatro líneas de Metro y líneas de largo recorrido que comunican Madrid con el norte y este de España. Además, habrá un aparcamiento público de 253 plazas de rotación y 392 plazas para residentes. El intercambiador de Avenida de América es utilizado, cada día, por casi 200.000 viajeros.
Críticas vecinales
La estructura exterior del intercambiador ya está finalizada y el resultado de cómo quedará la zona más o menos ya es visible. Pero no termina de convencer a los residentes ni tampoco a los comerciantes. «Es un despropósito. Antes teníamos un muro de la vergüenza y ahora una muralla. Esto es una zona de entrada a Madrid y han roto la estética», opina Sagrario Valdivia, una septuagenaria residente en la paralela a la avenida de América, San Fernando de Jarama. Operada de cáncer desde hace ocho meses lamenta los ruidos que padece desde las ocho de la mañana en su propia casa.
«Vivo en un primero y se escucha todo. Ya no es solo eso, también circular por el barrio es un problema, nos han dejado sin árboles, hay calles que da lástima ver. Como ésta», añade mientras señala a la vía de Prádena del Rincón. Los vecinos de los números que abarcan del 1 al 5 conviven desde hace un tiempo con unos nuevos inquilinos: los que se asientan en la decena de módulos prefabricados de obra colocados en esta estrecha calle para operarios y jefes de obra.
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