Los 21 millones del cuarto premio de la lotera Raquel que viajaron de Madrid a Ayllón

Hasta allí ha llevado nada menos que 21 millones de euros, vendidos en la iglesia por dos amigas, Rocío y Gloria. «Estamos muy contentos», aseguraba Raquel, que espera una hija, Alejandra, para el próximo mes de marzo, y rebosaba felicidad por todos los poros. «Nos íbamos al pueblo a pasar la Nochebuena, y de repente hemos escuchado por la radio el número. Se oía regular, sólo nos ha llegado el final, 020. Y Luego, cuando hemos visto que era el nuestro, hemos empezado a gritar y nos hemos vuelto corriendo».

Allí les estaba esperando ya Fernando Díaz, un joven de 35 años de Mérida, que iba también en ruta hacia su tierra cuando ha escuchado en la radio su número. «Ya estaba en Navalcarnero, pero me he vuelto pitando, iba gritando en el coche». No es para menos, con el décimo que ha comprado son 20.000 euros los que ha ganado. «y no sólo a mí, también la empleada de la administración llevaba dos décimos de ese número», señala. El décimo lo tiene «en casa, a buen recaudo; mañana lo llevo al banco».

Mientras, Raquel atendía a los medios encantada de la situación. «Yo tenía un feeling con ese número; de hecho, ayer mismo cuando la gente me pedía un décimo, les daba ese. Mi novio también se llevó uno», apunta. Tanto le gustaba el número que también se lo regaló a las empleadas en la cesta.

Además de las 103 series que ha repartido en Ayllón, también ha llevado la suerte «al colegio de una amiga de mi hermana, que lo ha llevado al AMPA». Su hermana también tiene una administración, en Hortaleza, a la que le pasó 20 décimos de este mismo número, el cuarto premio.

Lo primero que ha hecho Raquel al enterarse de que habían repartido un premio es «llamar a mi madre, y decirle que había caído el cuarto en el número que llevaba la iglesia del pueblo». También a su dentista le llegó un pellizco, «es el número que le he dado a su equipo». Y como la alegría de dar dicen que es mayor que la de recibir, Raquel explicaba exultante que «me ha llamado un amigo para decirme: 'que se lo has dado a mi hijo', y yo ¡toma!«.